La nieve hará acto de presencia en la Región de Murcia el próximo invierno y las cosechas serán "muy malas", según las predicciones del cabañuelo de Mula José Buitrago, que a sus 65 años y recién jubilado lleva toda la vida haciendo pronósticos meteorológicos y se ha convertido en un referente nacional.

En una entrevista, Buitrago explica que estas predicciones son un aprendizaje de muchos años, además de un 'don', ya que -asegura- nacer en una zona rural y en una familia como la suya, conocida por sus presagios, son cosas que no se pueden aprender. "Tengo desarrolladas unas cualidades que otros no tienen", asegura.

Las previsiones de las cabañuelas se repiten cada mes de agosto y se transmiten de generación en generación por medio del estudio del cielo, el comportamiento de los animales y la llamada 'mata de la naturaleza', que comienzan el 1 de agosto y acaban el 28 con San Agustín.

Con el inicio del mes de agosto empiezan las señales para unas nuevas cabañuelas y la recogida de la 'mata de la naturaleza', un cogollo que se recoge del campo y augura cómo serán las próximas cosechas de legumbres, cereales y frutas.

Tras la recogida de la 'mata' comienza el periodo de quincenas, que pronostica el clima y cuenta con dos fases; la primera quincena ascendente, del 1 al 3 de agosto, y una segunda quincena de retorno, que va del 13 al 24 del mismo mes.

Este proceso termina el día 28 de agosto con el santoral de San Agustín que, según Buitrago, "es la llave que cierra el año hidrológico", dando por terminado el balance de las cabañuelas.

Los animales y su comportamiento son una de las partes esenciales en los pronósticos del cabañuelo Buitrago, que asegura notar especialmente las lluvias en insectos como las hormigas y las abejas.

La forma de las nubes y la luna también afectan a los futuros augurios del muleño, que asegura que "está escrito en el cielo lo que pasará en el suelo", como su abuelo le enseñó.

A pesar de la fama que Buitrago se ha creado por sus revelaciones metereológicas, sus predicciones van más allá, ya que es conocido por curar depresiones, herpes, males de ojo y, sobre todo, por alejar cualquier tipo de energía negativa de las personas que acuden a él y ayudarles a canalizarlas.

José Buitrago cuando tenía cinco años ya seguía a su padre tomando anotaciones y ayudando en sus predicciones, que más tarde empezó a hacer él solo y, gracias a sus 'colegas' que le ayudaban, pudo ampliar el territorio de sus pronósticos convirtiéndose en un referente nacional en este sector.