El clan de 'Los Pelaos', la banda a la que daba nombre y dirigía el histórico narco valenciano Jesús Fernández Gómez que cayó el pasado fin de semana, tenía a menores de edad al cuidado y tratamiento de las plantaciones de marihuana. Para conformar el clan, Jesús Fernández 'El Pelao' contaba mayoritariamente con familiares, principalmente sus hijos y las parejas sentimentales de los mismos, a las cuales llegaba a asignar un salario mensual por sus trabajos ilegales, así como otro tipo de remuneraciones, según la Guardia Civil.

El titular del juzgado de Instrucción número 7 de Murcia, en funciones de guardia, acordó prisión provisional eludible bajo fianza para 7 de los 16 detenidos puestos a disposición judicial. 'El Pelao' deberá depositar 70.000 € para eludir la prisión, mientras que para el resto de detenidos las fianzas oscilan entre los 10.000 y los 25.000 euros. Los otros nueve detenidos que han pasado a disposición judicial quedaron en libertad con obligación de comparecer los días 1 y 15 ante el juzgado.

No dudaba incluso en utilizar a familiares menores de edad, algunos de los cuales no llegaban a los 14 años de edad, para el cuidado de la 'maría', dándoles a algunos un papel relevante y dirigente sobre otros miembros de la organización ajenos a la familia. También en la red se integraban otros miembros ajenos al clan familiar que eran, igualmente, remunerados por sus servicios a 'El Pelao'. La operación llevada a cabo el pasado fin de semana en distintos puntos de la Región, así como en Alicante, se saldó con la la desarticulación total de la organización delictiva investigada, así como la detención de un total de 21 personas, todos ellos de nacionalidad española, de entre 18 y 69 años de edad, y residentes en las poblaciones murcianas de Murcia, Alcantarilla y Totana.

Entre los efectos recuperados en los 16 inmuebles objeto de las entradas y registros se encontraban 1.650 plantas de marihuana cultivadas en interior, todas ellas en estado de producción; nueve vehículos, algunos de ellos de alta gama, con una valoración estimada de más de medio millón de euros; siete armas de fuego distribuidas en los diferentes puntos de cultivo y venta de droga, cinco de ellas escopetas de diferentes clases y calibres, un revolver y una pistola.