Se llamaba Marco Vinicio. Natural de Ecuador, residía en Torre Pacheco. Lo arrestaban el 10 de mayo por la mañana en el aeródromo de Alicante cuando intentaba escapar porque se le buscaba por asesinato. El de Mª Lourdes, la mujer con la que aún convivía en el municipio pachequero, pese a que ella había manifestado su voluntad de dar por terminada una relación que, hace una década, ya acababa en los juzgados por violencia de género. Marco Vinicio estaba en prisión provisional en la cárcel de Sangonera. Y es el preso que este fin de semana era hallado muerto en su celda.

Instituciones Penitenciarias sigue investigando la muerte de este recluso. Fuentes próximas al caso indicaron que el compañero de celda de Marco contó que estaba durmiendo y que, al despertarse de madrugada, vio al hombre cubierto de sangre, con heridas en los brazos y un corte en el cuello. Entonces avisó a los funcionarios de prisiones, que lo sacaron de la celda, lo llevaron a enfermería y llamaron al 112. Pero era tarde. El hombre ya estaba muerto.

El cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Murcia, para practicarle la autopsia. La investigación se centra en esclarecer si en el óbito participó otra persona y, de ser así, quién y por qué motivo. El compañero de celda y testigo dice que fue un suicidio, idea que se maneja como más probable, a la espera de los resultados de informe del forense.

Del óbito se avisó a allegados del difunto, que se desplazaron a hacerse cargo del cadáver.

Cuando Marco mató, presuntamente, a Mª Lourdes, colocó una rosa encima de su cadáver y escapó. Le pillaron a punto de subir al avión.

Fue la empleada de la agencia de viajes en la que el individuo compró el jueves el billete para irse a Sudamérica la que daba la voz de alarma. Y la pista para arrestarlo. La mujer llamaba por la mañana a Emergencias para explicar que Marco Vinicio había adquirido un billete para viajar a su país natal. Dijo la hora a la que salía el avión y desde dónde. Por eso lo cogió la Benemérita.

«¿Qué hiciste anoche?», le preguntaron los agentes que lo localizaron en la cola de embarque. «La he matado», respondió el sospechoso, que, además, llegó a extender las manos, para ser esposado, detallan fuentes cercanas a la investigación. Su coche fue hallado en el aparcamiento del aeropuerto. Con las llaves puestas.