«Llevo desde el martes sin dormir, sufro ansiedad y estoy en tramiento psicológico». Ese es el día a día de Marta, la joven que se ha presentado por segunda vez a unas oposiciones al cuerpo de maestros y que se ha quedado fuera porque su móvil vibró ya comenzada la primera prueba el pasado 22 de junio. «Me han robado mi opción a lograr una plaza; ser honesta me ha perjudicado», explica a LA OPINIÓN.

La primera experiencia de Marta con un proceso de oferta pública de empleo fue en 2016. Aprobó pero sin plaza. Desde entonces tomó la determinación de prepararse al máximo posible para ‘engordar’ sus méritos y poder tener más posibilidades de aprobar, esta vez con plaza, en la siguiente convocatoria para Educación Infantil en la Región.

Hizo un máster, se habilitó en dos especialidades y tiene el B2 de Inglés. Ha dado clases particulares, ha trabajado en una tienda de ropa y sólo ha conseguido enseñar como interina en los últimos meses de este curso.

Desde hace un año su vida ha girado en torno a las oposiciones «que he estudiado como una loca», y cuando más cerca ha estado de aprobar e incluso sacar una plaza (su nota media en las dos fases de la primera prueba roza el 9 -obtuvo un 9,5 unánime en el desarrollo del tema-), la vibración de su móvil la ha dejado fuera del proceso. Está pendiente de que se resuelva la reclamación que puso el martes, cuando conoció las calificaciones.

Una de las cosas que más le duele «es que hayan publicado en el tablón de anuncios junto a su nombre, que he cometido un acto fraudulento» por usar el móvil, junto a un 0 de nota en la fase A (supuestos teóricos). «Pero yo ni siquiera toqué el sobre precintado en el que estaba metido; llamé al tribunal en cuanto empezó a vibrar porque se activó la alarma pese a estar apagado, y me dijeron que no pasaba nada y que podía continuar la prueba», relata. De hecho, Marta no volvió a pensar en lo que ella consideró entonces como «una anécdota».

En los criterios de actuación de los tribunales de Educación Infantil se recoge: «En ningún momento del procedimiento podrá hacerse uso de dispositivos o materiales electrónicos y se seguirán las instrucciones del tribunal al respecto». Y ahí es donde insiste Marta: «Yo ni toqué el sobre, ¿qué uso pude hacer del móvil?».

Si algo quiere dejar claro de esta experiencia tanto ella, como su madre, Mercedes, que la está apoyando en todo, es que «no vamos en contra de los tribunales ni de nadie en concreto, sino contra un sistema que no es justo, que no te ampara, y sobre el que deberíamos reflexionar todos; pedimos que se haga justicia».