Los familiares y amigos de Alberto Hernández Cortés, el joven que desapareció el 4 de agosto en la pedanía muleña de Casas Nuevas, no quieren que se olvide su caso. Difunden por Internet fotomontajes de lo que serían grandes carteles, con la imagen del joven, en el Puente de los Peligros de Murcia o frente a El Corte Inglés. Contaron sus allegados que el trastorno que sufre lo hace ser una persona «tímida, solitaria, retraída y sin ganas de hacer amigos». Pero insisten en que es inofensivo.

Cuando se pasaba horas enteras por el monte, Alberto Hernández Cortés «decía que veía por la noche», contaba en agosto, en rueda de prensa, el portavoz de su familia, Diego Carvajal. Por eso sus allegados insistían: conoce la zona (la sierra por donde se le ha buscado desde hace días) perfectamente, sabe lo que es.

La teoría de que el joven se hubiese perdido en el monte perdió fuelle. Los investigadores hasta barajaron la hipótesis de que ni siquiera llegase a estar en Sierra Espuña: no había un solo resto biológico ni pisadas que parezcan pertenecer al chico, ni los perros entrenados expresamente han hallado un rastro de Alberto. Hoy en día, de vez en cuando siguen saliendo voluntarios en busca del chico.