«Si prestamos un poco de atención al mundo que nos rodea, podemos observar la presencia ubicua de los ritmos y los relojes en nuestras vidas. Subyacen en fenómenos tan diferentes como la migración de las aves, los ataques cardiacos a primera hora de la mañana o los ritmos de una banda de música». Así comenzó ayer Juan Antonio Madrid, director del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia (UMU), su discurso durante el acto de ingreso como académico numerario de la Academia de Ciencias de la Región de Murcia.

El pasado jueves ingresó en la Academia de Ciencias de la Región. ¿Qué tal fue el acto?

Fue algo muy emotivo. En estos actos se habla de tu trayectoria personal, qué es lo que ha llevado a desarrollarte en este campo de investigación. Yo he vivido en diferentes lugares, en Granada, Extremadura y Murcia, cada una de ellas te va configurando de una forma. También lo hacen todas las personas que te han rodeado, que te van moldeando hasta ser lo que en este momento eres. Esa es una de las cosas que a mí más me emociona, recordar toda esa historia personal.

¿Cuales son los pilares de la biocronología?

En una de las partes de mi discurso hice un recorrido por los tres pilares biológicos de la materia. Uno interno, que es el cerebro; otro externo, que es el sol y, por último, el horario que nosotros llevamos en nuestro reloj. Esos tres tiempos se juntan, y tu sueño es el resultado de cómo armonicen.

¿Pueden chocar?

Sí. El tiempo social, el del trabajo, choca con los demás y se produce lo que se llama cronodisrupción, una alteración de tus ritmos biológicos, que en muchas ocasiones surge por ese choque.

¿Qué opina usted de los cambios de hora?

En nuestro laboratorio estamos trabajando en hacer simulaciones para ayudar a las administraciones o al público en general a entender las implicaciones que tiene el cambio de hora. Nosotros creemos que podríamos funcionar perfectamente sin hacer ningún cambio a lo largo del año, es decir, como propone la Unión Europea, quedarnos todo el año con la misma hora. La razón por la que se hace el cambio está relacionada con el ahorro energético. La sociedad que tenemos trabaja prácticamente las 24 horas del día, y por ello el ahorro es casi indetectable. Desde el punto de vista de la salud, si no hacemos cambios funcionaremos perfectamente bien, ya que nos ahorraremos los problemas que conlleva en la semana posterior al cambio.

¿Y con qué hora nos quedamos, invierno o verano?

Tenemos las dos opciones. El problema que le vemos a la de verano es que el sol se pone muy tarde, pero también sale tarde; y, cuando llegue el invierno, saldrá aún más tarde. Si nos quedamos con la de verano, en invierno tendremos que levantarnos en completa oscuridad. Si eso ocurre en Murcia, no nos podemos imaginar lo que ocurrirá en Galicia o Extremadura. Queramos o no, el sol condiciona mucho nuestra vida. De tal manera que, si está en el horizonte, no te apetece irte a la cama; y, si está en plena oscuridad, pues no te da mucha gana levantarte. Pretendemos es que se ajuste el horario oficial con el solar. Y ese ajuste se consigue mejor con el horario de invierno.

¿Qué problemas puede causar no dormir bien?

Muchos pequeños problemas del día a día pueden ser por tener el sueño roto o fragmentado. Por ejemplo, no tener un sueño profundo a veces se manifiesta en contracturas y dolores corporales. Otras veces lo que ocurre es que uno tiene pérdidas de memoria. A veces también te vuelves más sensible a las infecciones. Incluso un empeoramiento de la diabetes puede venir por dormir poco. Porque la forma que tiene tu cuerpo de metabolizar la glucosa depende de la calidad del sueño. Todo esto viene porque vivimos en una sociedad extremadamente competitiva, en la que entre semana dormimos poco e intentamos recuperar el sueño perdido los fines de semana.

¿Por qué en España realizamos actividades cómo comer o cenar más tarde que en otros países?

Por nuestra hora oficial, que tiene un desfase con la hora solar. Esto nos hace que vivamos retrasados. Pero esto es muy curioso. Nosotros entramos a trabajar a la misma hora que los alemanes. Sin embargo, salimos una hora más tarde que ellos, y también nos acostamos una hora más tarde. Con lo cual duermes menos.