A través de una serie de gráficos, mostró cómo el llamado 'mundo desarrollado' consume la mayor parte de la energía, concentrada en Norteamérica, Europa y Japón, a pesar de que «comparado con Asia, el resto del mundo parece poco poblado». De hecho, al contrario de lo que se piensa, Estados Unidos es un país en gran parte deshabitado, y la población solo se concentra en las grandes megalópolis de la costa Este y de California. Al mismo tiempo, según el ex ministro, «Europa es el modelo de urbanización del resto del mundo», que trata de imitar la organización de las ciudades italianas, francesas o británicas. Los estudios de consumo de energía demuestran cómo los países asiáticos, cada vez más poblados (no solo China e India, sino también Japón, Malasia, Pakistán, Indonesia, etc.), a día de hoy no son los que más luz gastan, porque aún están en vías de desarrollo. Sin embargo, Clos advierte: «Asia no está iluminada, pero, atención, se iluminará». «Si la predicción se cumple, Asia va a ser más brillante de Europa», señala.

Según este experto, llegará un punto en el que Asia va a estar situada en el centro del mapamundi, porque es un continente que «está despertando a marchas forzadas, mientras África está a la expectativa y Latinoamérica está en permanente crisis». Para Clos, la prueba de que el mundo está cambiando radicalmente son las guerras comerciales entre Donald Trump y China, y cree que eso puede tener consecuencias muy peligrosas: «Si se humilla a Rusia y por las guerras comerciales favorecemos una entente entre Rusia y China, pueden pasar muchas cosas. Por eso lo que haga el presidente de los EEUU nos afecta».

En ese último aspecto radica la esencia de la globalización: aquello que sucede muy lejos de nuestro lugar de origen nos puede afectar de forma determinante, y así lo explicó Clos, que ve en la situación actual una serie de peligros que se pueden convertir en daños irreversibles: «Cuidadito que con las cosas de comer no se debe jugar. Estamos en una situación relativamente preocupante».

De hecho, en su ponencia profundizó en el origen de la ONU como elemento nacido tras la Segunda Guerra Mundial para evitar una nueva contienda global. «Teniendo en cuenta que habíamos inventado la bomba atómica, una Tercera Guerra Mundial hubiera sido catastrófica a nivel planetario». Pasadas más de siete décadas de aquello, Clos considera que a día de hoy se afrontan «unos retos globales donde el más importante es evitar la Tercera Guerra Mundial».

Además de haber sido alcalde de Barcelona entre 1997 y 2006, y Ministro de Industria en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero entre 2006 y 2008, Clos también ha sido director ejecutivo del programa ONU-Hábitat de las Naciones Unidas. Por ello conoce de primera mano los entresijos de esta organización, cuyos tres ejes son la preservación de la paz, conseguir un desarollo sostenible y garantizar los derechos humanos. Tal y como apuntó, estos tres elementos se entrelazan de tal forma que «la hipótesis de ONU es que la paz se puede conseguir fomentando el desarrollo sostenible y los derechos humanos».

Además, Clos subrayó que se está produciendo una «eclosión de la urbanización el mundo». El ejemplo más radical es el de China. La tendencia actual muestra que crece la población mundial, y además crece el porcentaje de personas que vive en las ciudades. «En 30 o 40 años vivirán en las ciudades 7.000 millones de personas. Esto quiere decir que se va a doblar la población urbana», explicó. Así pues, «en contra de lo que pensamos, la nueva economía basada en el conocimiento hace que la ciudad sea más importante de lo que era durante la revolución industrial».