Una ansiedad extrema, paranoias, un episodio psicótico, alucinaciones y hasta esquizofrenia. Son los riesgos a los que se exponen quienes toman cannabis sintético, una sustancia que no es nueva en la Región: fuentes policiales indican que hace años que se encuentra en las calles, y es consumida principalmente por jóvenes. La mayoría, como apunta el doctor José María Basterrechea, responsable de la Unidad de Desintoxicación del Reina Sofía de Murcia, chicos que «lo quieren probar todo», asumiendo peligros de los que muchas veces no son conscientes. Y cada vez más.

Fuentes policiales señalan que estas sustancias son comercializadas para intentar sustituir a otras sustancias fiscalizadas como estupefacientes o psicotropos, y evitar los controles legales.

El cannabis sintético «es un veneno absurdo», tiene claro Fernando Frutos, abogado de Murcia especialista en clubes cannábicos. El letrado subraya que esta peligrosa sustancia «no la venden en ningún sitio». Solo puede encontrarse en el mercado negro.

«No conozco ninguna asociación ni de Murcia ni de Alicante en la que vendan ese tipo de productos», señala Frutos, que reitera que el cannabis sintético «es absurdo». Y lo es porque la marihuana «es un producto que se planta en la tierra», no se hace en un laboratorio, y no tiene sentido «hacer un sintético de una cosa natural». Con la droga fabricada «las referencias que tengo es que ha habido hasta muertes».

El abogado recuerda que «aquí en España, y en especial en Murcia y en Granada, estamos cultivando cannabis para toda Europa: para Alemania, para Italia...».

Es lo mismo que quedaba reflejado en un informe de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional. Siempre se ha dicho que Murcia era la huerta de Europa. La Policía, en el citado informe, hace alusión a esta expresión para sentenciar que «era la huerta de Europa para las hortalizas. Ahora lo es para la marihuana».

La Policía Nacional también pone el acento en que «las penas por cultivo de marihuana, al estar considerada una droga que no perjudica gravemente la salud, tienen un castigo casi simbólico para los traficantes, siendo de uno a tres años de prisión; pero, si las partes pactan y se conforman, la pena final acaba quedando en unos pocos meses».

Algo que corrobora Fernando Frutos: «Si es la primera vez que te pillan, y vas a juicio, te piden tres años (de cárcel), llegas a una conformidad, se quedan en dos y no entras», manifiesta. «Aquí hay macroplantaciones, aquí no tiene ningún sentido ponerse con laboratorios», asevera el letrado.

Sin embargo, el cannabis sintético ha llegado. El bajo precio de esta sustancia química alegal, la facilidad para obtenerla y la dificultad para detectarla hacen que haya más casos. Los problemas que hay: lo dicho, que no es que sea ilegal, es que es alegal. Es una droga de diseño, hecha en un laboratorio. Es todo química. Lleva cannabicyclohexanol, JWH-018, JWH-073, o HU-210. No se detecta cuando se hace un test de drogas a quien se lo haya tomado.

En este sentido, el doctor Basterrechea señala que «no hay una información fiable de lo que en la práctica lleva» esta droga, que «no deja de ser cannabis, contiene THC (tetrahidrocannabinol), y a veces lo mezclan con otras sustancias de las que se importan por ahí, con los riesgos que estas sustancias tienen».

Asimismo, el doctor pone el acento en «las repercusiones sobre el trabajo y los estudios» que tiene el consumo de cannabis. «Los expedientes caen en picado», precisa. Todo esto lleva a una «marginación». «Los consumidores se van más con otros consumidores, y acaban fracasando en muchos aspectos: en una posición social más baja, con peores empleos y con más riesgos», dice.