Auricular diminuto que se mete en el oído

Es pequeñísimo. La idea, evidentemente, que no se vea. Las nuevas tecnologías han introducido en las aulas artilugios casi indetectables, que han complicado la labor de los docentes para descubrir el fraude. El equipo básico es el pinganillo (auricular que se introduce en el oído), un teléfono y un micrófono.

Los relojes más listos del mundo

Los relojes inteligentes tienen las mismas funciones que un móvil. Y hay otros preparados para almacenar apuntes. En Selectividad en la Región, para evitar males mayores, lo tienen claro: van fuera. Se quedan, como si fuese un móvil más, dentro de la bolsa de los teléfonos. Si es analógico, bocabajo sobre la mesa.

Bolígrafos para verdaderos espías

Una opción es grabar con una cámara (oculta en un boli por ejemplo) el examen en cuestión y enviarlo. Y luego, por 40 euros, hay verdaderas joyas que hacen las delicias de los 'espías' más avanzados. Son bolis con SIM. No solo puedes hacer llamadas, sino fotos, grabar vídeos y todo un universo de posibilidades.

Pinganillos a los que camufla el pelo

Son muy pequeños y no necesitan cable, pero no son tan pequeños como los tipo pastilla. No se ven ni con el pelo recogido, pero algunos profesores, que lo saben, piden a la persona que se haga una coleta. Un docente comenta a LA OPINIÓN que una vez se vio en la coyuntura de tener que pedir a una alumna que portaba un pañuelo en la cabeza que se lo quitase, para comprobar que no había truco.