Impulsar iniciativas para la escolarización segura e inclusiva de niños con alergia alimentaria y/o al látex en centros educativos de la Región es el objetivo del convenio firmado entre la Consejería de Educación y la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex (AEPNAA). Es el primer convenio suscrito entre una comunidad autónoma y la asociación.

María Santos, madre de un niño alérgico y miembro de la AEPNAA en Murcia, explica que este acuerdo «es un modelo a seguir en el resto de España, porque al no existir ninguna ley al respecto es lo único que tenemos para evitar problemas en los colegios y que los profesores sepan reaccionar ante una crisis».

El acuerdo, indica, puede evitar casos como el recientemente ocurrido en Palma de Mallorca, en el que una niña de cinco años murió en su colegio a consecuencia de una anafilaxia (reacción alérgica grave en todo el cuerpo).

La niña era alérgica a la proteína de leche de vaca y, al parecer, se le ofreció un sándwich de helado sin lactosa, una confusión que provocó una reacción alérgica severa que derivó en su muerte. «Queremos que el colegio sea un entorno seguro para nuestros hijos, y también que no sean excluidos de actividades que se hagan en clase porque puedan suponer un riesgo para ellos», apunta.

Para ello, esta asociación, tal y como se recoge en el convenio, apuesta por la prevención que permita que el menor alérgico se mantenga siempre alejado del producto que le puede perjudicar. «Y eso se consigue con un buen conocimiento por parte del claustro de lo que ocurre: que conozcan la alergia y cómo evitar un brote», subraya Santos.

Las familias inciden en la importancia de no excluir a los menores, porque «prevención no es exclusión». «No son poco habituales los casos en los que los niños alérgicos se quedan en casa cuando se programa una excursión u otra actividad extraescolar porque no el colegio no quiere correr riesgos; ¿lo harían con un niño en silla de ruedas?», apunta e insiste «cuando se excluye a un niño se le está provocando un sufrimiento extra». Y apuestan por cambiar o adaptar esa actividad, «que es relativamente fácil».

Las familias reconocen que hay mucha desinformación y desconocimiento sobre las alergias, lo que las provoca y en qué medida puede afectar a los menores alérgicos.

«Puede haber crisis por comer el alimento, inhalar sus vapores o tocarlo», explica María Santos, de ahí la importancia de que los maestros estén bien informados.

En el convenio, que firmó Ángel Sánchez Sanz, presidente de Asociación Española, prevé la difusión de la guía para la comunidad educativa de 'Primera actuación ante urgencias en centros educativos, elaborada por las consejerías de Educación y Salud en los centros donde se encuentre escolarizado alumnado con este tipo de alergias.

Además, incluye consensuar medidas que proporcionen mayores garantías de prevención y actuación en previsibles reacciones alérgicas entre la administración regional y la AEPNAA, en aquellos centros educativos en los que se solicite.

El acuerdo recoge también que incluir la formación del profesorado en materia de alergia alimentaria y al látex en los planes de formación del profesorado de la Consejería de Educación, en la que se incluya contenidos relativos a la patología y la actuación en caso de reacción.

Y se compromete a establecer cauces de comunicación entre el centro educativo y el centro de salud asignado para facilitar la coordinación de las actuaciones dentro del protocolo individualizado de cada alumno así como su identificación.

La AEPNAA se muestra muy satisfecha con la acogida que tanto la Consejería como los colegios han tenido de este convenio. «En general, los maestros han mostrado una sensibilidad exquisita, y colaboran con las familias; pero seguimos dependiendo de la buena fe de los educadores», al no existir una ley que regule este tema. En los colegios ya se puede tener la adrenalina para inyectar a los menores en caso de crisis y los docentes tienen un protocolo de actuación para actuar en caso de que se produzca brote.

Hay causas genéticas y causas ambientales las que provocan que un niño sea alérgico a los alimentos. Según los datos que maneja el doctor José Manuel Lucas Moreno, responsable de la Sección de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica del Hospital Virgen de la Arrixaca, entre un 1 y un 2% de los menores son alérgicos a la leche; entre un 0,5 y un 1% al huevo, y, en menor proporción, a los frutos secos. «Estos son los alimentos que suelen provocar anafilaxia en los más pequeños», explica. En España, añade, hasta un 6% de los niños son alérgicos a cualquier tipo de alimento, «un porcentaje alto». Eso supone que en una clase de 20 puede haber uno o dos alumnos alérgicos, lo que «es un problema en la escolarización».

Para el doctor Lucas es muy importante que en las escuelas se esté bien informado de las alergias y de cómo actuar en caso de reacciones adversas. «Eso daría más tranquilidad a los profesores; sabrían qué hacer en momentos de crisis».