«Cuando llegas a China tienes que trabajar como un chino, no como un occidental». Esta es una de las principales recomendaciones que ofrece el empresario David Hernández Zapata (Cartagena,1975) a los emprendedores que aspiran a hacer negocios en el país asiático. David Hernández ha resumido en su libro El murciano que desafió al dragón chino, presentado este martes en la Cámara de Comercio de Murcia, su experiencia durante los ocho años que ha pasado en China, desde que empezó a repartir botellas de vino en bicicleta o en metro, porque no podía permitirse otro medio de transporte.

Ahora, después de haber pasado auténticas penalidades y estrecheces, vende 200.000 botellas y es considerado un gurú del 'marketing', que un día decidió personalizar el vino que distribuye estampando su fotografía en las etiquetas. Su marca David Wine es tan conocida que se estudia como un ejemplo de éxito en las universidades y escuelas de negocios del país.

Además de ofrecer una serie de consejos para saber moverse en el mercado chino sin perder la paciencia, porque los plazos y la forma de entender las relaciones económicas son diferentes, el autor del libro cuenta también cómo logró «recuperar la confianza» tras haberse arruinado con la crisis inmobiliaria. David Hernández describe cómo es posible sobreponerse a «la pérdida de la ilusión y de la esperanza», después del descalabro económico y emocional que tuvo que afrontar en 2008, cuando decidió marcharse a China con 12.000 euros en el bolsillo y dos maletas, y en qué se ha apoyado para tomar distancia y «aceptar la situación. Entonces empiezas a descansar y puedes empezar a trabajar con más ingenio».

El autor explica «los doce principios del éxito» para hacer negocios en China, donde «un ´no´ no es un ´no´ siempre, sino que puede serlo media hora o una semana». Añade que «los códigos tampoco son los mismos» ni el concepto del tiempo se corresponde con el del mundo occidental. «Cuando llegas a China tienes que trabajar como un chino, no como un occidental. No puedes actuar en un entorno asiático con las mismas reglas de juego, porque las actuaciones no tiene nunca el mismo resultado en China. Hay que conocer el terreno de juego y transmitir ideas muy sencillas, sin esperar resultados a corto plazo», indicaba.