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El reciclaje es una de las patas fundamentales de la llamada economía circular -pasar de un modelo que está basado en la producción, el consumo y el desperdicio a otro en el que la reutilización y el máximo aprovechamiento de los productos cobran especial protagonismo-, que aspira a lograr una mayor reutilización de las materias primas. Se trata, casi, de una cuestión de supervivencia: con unas previsiones de aumento constante de la población mundial, simplemente será imposible mantener el ritmo actual de consumo de materias primas en las próximas décadas en el planeta. Por eso se necesitan estrategias de economía circular que obliguen a sacar el máximo partido a las materias primas.

Con este objetivo, los representantes permanentes en la Unión Europea y la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo han aprobado las nuevas normas sobre gestión y reciclado de residuos, que establecen objetivos jurídicamente vinculantes para el reciclado de residuos y la reducción de los vertederos con plazos fijos. Estos objetivos aumentarán la proporción de residuos municipales y envases que se recicla, con objetivos específicos para el reciclado de materiales utilizados en el envasado.

Las reglas también incluyen objetivos para reducir la cantidad de residuos municipales que se depositan en vertederos. Los estados miembros acordaron los siguientes objetivos para la preparación de la reutilización y el reciclado de los residuos municipales: al menos 55% para 2025, 60% para 2030 y 65% para 2035.

Además de la obligación de recogida separada ya existente para papel y cartón, vidrio, metales y plástico, se establecen nuevas obligaciones de recogida para los estados miembros. Los residuos peligrosos tendrán que recogerse de manera separada, a más tardar, para el 31 de diciembre del año 2022, y los textiles para el 31 de diciembre de 2025. También deben garantizar la recogida separada de los biorresiduos o su reciclado en origen (por ejemplo, en compostaje doméstico) para el 31 de diciembre de 2023.

El vertido de residuos conduce a la contaminación de las aguas superficiales, subterráneas, del suelo y del aire. Por lo tanto, la legislación también contiene un objetivo específico de reducción del depósito en vertederos. Los Estados miembros se esforzarán por garantizar que, a partir de 2030, todos los residuos aptos para el reciclado u otro tipo de aprovechamiento, en particular los incluidos en los residuos municipales, no se admitan en los vertederos. La única excepción se refiere a los residuos cuyo depósito en vertedero ofrezca el mejor resultado ambiental.

De igual forma, los Estados miembros de la UE velarán por que se reduzca la cantidad de residuos municipales depositados en los vertederos hasta llegar al 10% o menos del total de residuos municipales generados, como muy tarde en 2035.