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La recuperación y transformación de la chatarra es uno de los negocios de mayor crecimiento en el planeta. También es una de las acciones más puntuales para que cualquier ciudad o provincia, por modesta que sea, contribuya de manera eficaz a la reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en el mundo. Es una nueva forma de ver la chatarra con una etiqueta verde, en medio del gris y ocre del acero, el hierro, aluminio y otros materiales que pueden ser reciclados una y otra vez, sin menoscabo de su calidad.

El CO2 es el principal causante del calentamiento global. Mientras en Europa los niveles de este gas se redujeron en 2018 en un 1,3% y supusieron un 11,94% del total de las emisiones globales, en el resto del mundo la generación de dióxido de carbono continúa elevándose.

El reciclaje de una tonelada de acero permite ahorrar 1.100 kilogramos de mineral de hierro, 630 kilogramos de carbón y 55 kilogramos de caliza. Las emisiones de CO2 se reducen en un 58% con la utilización de chatarra férrica.

La chatarra es todo aquel material, equipo o máquina de desecho que se compone de partes o sustancias metálicas viejas o en desuso, especialmente de hierro.

Se puede clasificar en metales férricos que provienen del hierro, acero y otros materiales, y los no ferrosos, que agrupan a otros metales como restos de aluminio, cobre, zinc, plomo y níquel.

Las ventajas regenerativas de estas piezas, partes, aparatos y equipos 'viejos' son aprovechadas por las crecientes industrias de recogida y reciclaje de chatarra que funcionan en buena parte de nuestro país.

Beneficios

Las recolectoras, deshuesadoras y fundidoras de chatarra contribuyen a una mayor generación de conciencia sobre la importancia del reciclaje. Estas son cinco de sus ventajas:

1. Reduce la acumulación de basura: incluye la clasificación, recogida y recuperación de piezas que de otra forma terminarían apilándose en montañas en basureros y vertederos, sin posibilidad de un nuevo uso.

2. Es una industria sostenible y en crecimiento: según el Observatorio Sectorial DBK, en 2017 se reciclaron en España 20 millones de toneladas de residuos sólidos, de los cuales 60% provinieron del reciclaje de metales y chatarra.

3. Ahorra energía y es eficiente: para reciclar metales se invierten entre dos y diez veces menos energía que la usada para extraer los metales en su origen (la mina).

4. Preserva los recursos naturales: de acuerdo con el PNUMA, cada extracción de metal de la tierra consume el 7% de la energía que contribuye al calentamiento global. Cada tonelada de chatarra reciclada ahorra recursos naturales.

5. Reduce la contaminación: la gestión de la chatarra disminuye la contaminación del agua y aire. En este grupo, el acero encabeza la lista del material más reciclado en todo el mundo.

En conclusión, mientras más volumen de chatarra se recicla, menos serán las emisiones de CO2 que terminarán en la atmósfera.