La Agencia Tributaria inspeccionará las aproximadamente 2.369 bodas que se celebran al año en la Región (datos del Instituto Nacional de Estadística) para hacer aflorar el dinero negro del negocio que generan a su alrededor los enlaces. Hacienda está verificando con los contrayentes los gastos que tienen que ver con las bodas, tales como la restauración, los hoteles, viajes, alquiler de vehículos, música, flores, iluminación, vídeo, fotografía y hasta los vestidos para comprobar si se han emitido las facturas o la actividad se ha realizado dentro de la economía sumergida pagándose sin IVA. El negocio que mueven las bodas supera los 47 millones de euros al año en la comunidad y se consideran una obligación tributaria.

El plan de Hacienda está diseñado para recabar información y discriminar a los profesionales que no declaran la actividad de los que trabajan para estos eventos sin fomentar el terreno de la economía sumergida, «bastante abonado porque los particulares quieren servicios baratos y en ocasiones el descuento se realiza sobre el impuesto que no se declara», explica José María Mollinedo, secretario general del Sindicato de Técnicos de Hacienda. En cuanto a los regalos, a día de hoy tributan como donación, pero si alguien regala cantidades de dinero fuera de lo común se revisarán, como las transferencias a partir de 3.000 euros.

Aunque este tipo de fraudes a Hacienda son pequeños en comparación con los incumplimientos de grandes grupos empresariales, se incrementa la vigilancia, que hasta ahora era menor, para evitar que se sigan produciendo y frenar que haya profesionales que capten dinero sumergido sin limitaciones con pagos en B.

En el momento que Hacienda le pida al contrayente la factura del vídeo, por ejemplo, éste llamará a quien se lo ha filmado. ¿Qué ocurre si un profesional no puede aportar un documento porque no se ha metido el IVA? Si ocurre solo una vez, Hacienda probablemente no le llamará, pero si se detectan muchos eventos prestando los servicios en B sin regularizar la situación entrará en un plan de incumplimientos tributarios de la liquidación y será sancionado.

Las multas de la Agencia Tributaria pueden ser leves o graves, y lo normal, según el técnico, es que la ocultación de dinero sea considerada grave, por lo que se sanciona con un recargo de entre el 50% y el 100% de la cantidad no declarada. Si no hay elementos que agraven, se aplica normalmente la menos gravosa, y hay reducciones por conformidad, a lo que se acogen la mayoría de infractores, quedándose la sanción en un 26,5% de recargo sobre la cantidad que se ha dejado de ingresar a Hacienda.

Según el técnico, lo normal es que se intente regularizar la situación aportando finalmente las facturas que no se habían declarado por los servicios realizados con la parte del IVA correspondiente.

La Agencia Tributaria busca con estas campañas un efecto inducido, es decir, un mejor cumplimiento espontáneo de los contribuyentes que eviten nuevas inspecciones para destinar mayores recursos a otros fraudes económicos de más calado. No obstante, insisten en que a quien no cumpla se le llamará y que la sanción dependerá del nivel de actividad sumergida.

¿Facturan todo lo que ingresan los diferentes profesionales de servicios relacionados con las bodas? Los consultados afirman que sí. La presidenta de la Asociación de Hoteleros de la Costa Cálida (Hostetur), Soledad Díaz, pone el acento en «la seguridad del cliente». «Si a mí me ponen un calentador en mi casa, no se me ocurre decir que no me den factura, porque, si se rompe mañana, ¿a quién busco?», se pregunta Díaz. A su juicio, «se va imponiendo la lógica y el sentido común».

La responsable de Hostetur subraya que «el IVA te da una seguridad de que has estado en ese sitio», en el caso de, por ejemplo, tener un percance en la celebración.

«Todo lo que sea por seguridad, ya sea alimentaria o de aforos, que esté dentro de una lógica y una normalidad, está bien y es importante», apunta Soledad Díaz, que apela, no obstante, a «la responsabilidad de cada empresario».

Hay profesionales que, desde antes de cualquier normativa de Hacienda, se esfuerzan en hacerlo bien. «Estoy dado de alta de autónomo y tengo colaboradores que me emiten una factura por su trabajo. En otras ocasiones contrato a gente y les hago contrato de obra y servicios. A día de hoy, yo puedo estar tranquilo, porque, siempre que voy a una boda, tanto mis trabajadores como yo estamos dados de alta», indica Arturo Manzaneque, fotógrafo de bodas profesional.