Ciento cincuenta kilómetros de tuberías, 250 millones de euros, dos años, 400 hectómetros cúbicos. Estas son las grandes cifras que maneja la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) para la interconexión de las tres desaladoras de la cuenca (Águilas, Valdelentisco y Torrevieja-Alicante) y el enlace del embalse de la Pedrera (Alicante), que recoge el agua desalada de la planta alicantina, con el Azud de Ojós (de donde parten los dos canales del postrasvase Tajo-Segura).

El organismo de cuenca, adscrito al Ministerio para la Transición Ecológica, va a licitar «con carácter inmediato» la redacción del proyecto del ‘Sistema integrado de suministro de agua desalada’, con un presupuesto de casi 600.000 euros y un plazo de ejecución de seis meses.

El anunció lo realizó el martes la ministra Teresa Ribera, quien indicó que el objetivo era optimizar al máximo todos los recursos de las plantas desaladoras del Levante, además de las de la cuenca del Júcar y Almería, que en conjunto podrían llegar a suponer 700 hm3 de agua desalada.

El documento debe analizar la viabilidad técnica, económica y social de la interconexión entre las tres desaladoras, incluidas sus redes de distribución, con las unidades de demanda agraria reconocidas en el Plan de Cuenca. Y de la conexión del embalse de La Pedrera con el entorno del pantano de Ojós (que recibe el agua del Trasvase Tajo-Segura).

«El objetivo es crear una ‘malla’ de conexiones sirviéndose de los canales ya existentes y creando nuevos allí donde sea necesario para que el agua desalada llegue a donde se necesite», explicó ayer el presidente de la CHS, Mario Urrea. Esta obra permitirá mover unos 400 hectómetros cúbicos al año (cantidad de agua que desalarán las plantas cuando estén a su plena capacidad) y debería estar funcionando en 2021.

En concreto, el documento de trabajo de la CHS , a partir del cual se debe redactar el anteproyecto, contempla unos 30 kilómetros de tuberías para terminar el tramo que permita la conexión entre la planta de Águilas y la de Valdelentisco, en Mazarrón.

El que unirá Torrevieja y Valdelentisco tendrá una longitud de unos 40 kilómetros, y alrededor de 80 el tramo entre el embalse de La Pedrera y el entorno del Azud de Ojós. En esta parte se contemplan dos opciones (con uno o dos bombeos de agua), entre los que se elegirá el más adecuado.

Una vez esté concluido el anteproyecto, se presentará a información pública y se realizará el Estudio de Impacto Ambiental.

«La interconexión permitirá utilizar la infraestructura del postrasvase Tajo-Segura, a fin de optimizar la circulación y regulación de los volúmenes asignados a los usuarios de abastecimiento y regadío vinculados a esas desaladoras», apuntó Urrea, quien no descartó que hubiera que hacer expropiaciones.

Con estas obras, se podrá llegar a todos los usuarios de la cuenca del Segura, aunque «siempre se será respetuoso con el régimen concesional y tarifario actual» de cada uno de ellos, subrayó.

«No sustituye al Trasvase»

Urrea salió al paso de las declaraciones del presidente Miras, indicando que es ahora cuando se va a licitar, aunque reconoció que este proyecto se estaba estudiando desde hace años, y negó que el agua desalada fuera a sustituir al Trasvase.

«Este proyecto es un análisis global del funcionamiento de todo el sistema de la cuenca: con el agua de la desalación y con el del Trasvase; es una obra complementaria al acueducto», dijo y negó que fuera a sustituir al agua que llega al Segura desde la cabecera del Tajo.

Apuntó que al mezclarse ambas aguas se podrá hacer un precio medio, y quiso dejar claro que «vamos a estar en permanente comunicación con los usuarios y veremos con ellos la mejor forma de recuperar los costes; no haremos nada sin contar con ellos».