Mª José Catalán, decana del Colegio Oficial de Psicólogos de Murcia, pone el acento en que, al adoptar el horario de verano, se produce el «efecto positivo de la mayor luminosidad en el estado de ánimo porque estimula la producción de serotonina».

A este respecto, la experta apostilla que «los cambios de hábitos personales y sociales con la mejor temperatura suponen también una mejora emocional» en general.

Desde su punto de vista, «hay que disfrutar que vivimos en un sitio soleado y con mayor predisposición a la relación social», puesto que «son dos elementos fundamentales que determinan nuestra calidad de vida». «Algo tendrá esto cuando tenemos a los turistas en fila», comenta, sobre la situación privilegiada de la comunidad murciana. Y es que el sol «te da un poco más de vida» y te llama a «estar con los amigos fuera», opina.

«El tiempo que podemos pasar al aire libre» afecta en todo. Catalán recuerda que «la luz del día es un regulador de los procesos psíquicos», por lo que, evidentemente, «altera el sueño». Todo ello en una sociedad en la que, resalta, «lo que tenemos son malos hábitos en cuanto a la higiene del sueño». En este sentido, cita la hora del prime time de los programa de televisión o la realidad de que «cenamos muy tarde y no tenemos por costumbre irnos a la cama pronto.

La psicóloga es consciente de que «el invierno es más oscuro, más triste», en contraste con «el entusiasmo» de los meses que ahora empiezan. No en vano, «el Día de la Felicidad es el día que empieza la primavera», detalla.

Aquellas personas a las que el cambio de hora les afecta psicológicamente «se adaptan de una manera progresiva, en una semana, como mucho», manifiesta Mª José Catalán.