Exceso de trabajo, mal ambiente entre los empleados, falta de coordinación entre servicios, utilización de los MIR para premiar o castigar al personal médico y reparto arbitrario de las tareas de trabajo. Estas son algunas de las conclusiones que se extraen del estudio que ha elaborado el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales del Área de Salud VII del Servicio Murciano de Salud (SMS) sobre las Urgencias del Hospital Reina Sofía de Murcia y que deja en evidencia que el malestar de la plantilla ha llegado a convertir este servicio en un 'polvorín'.

El informe, al que ha tenido acceso esta Redacción, se llevó a cabo en el último trimestre del pasado año 2018 tras las numerosas quejas trasladadas por los empleados de Urgencias a los distintos sindicatos con representación en el centro, quienes solicitaron una investigación a fondo sobre la forma de trabajar en este área del hospital para identificar las condiciones de trabajo que pudieran estar creando estrés entre los empleados. El estudio del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales se ha basado en la información aportada por 145 trabajadores distribuidos entre los grupos de facultativos (28), enfermeros (46), auxiliares de enfermería (28), celadores (27), administravos (11) y jefes de servicio, de sección y supervisores (5).

La técnico de riesgos laborales que firma el informe señala, en el caso de los médicos, que el 90 por ciento de ellos tiene un riesgo psicosocial muy elevado (marcado en rojo) por el exceso de la carga de trabajo ya que «frecuentemente tienen que realizar la tarea con rapidez y con un ritmo de trabajo acelerado; además la intensidad de la atención es muy alta y la necesidad de atender múltiples tareas se da siempre o casi siempre». En el estudio los facultativos señalan directamente la forma de coordinar del propio jefe del servicio de Urgencias, el doctor Piñera, a quien acusan de «utilizar al personal en formación (MIR) para premiar o castigar al personal médico, asignando o retirando residentes de diferentes años (los MIR de los últimos años significa un premio y los MIR de los primeros años, un castigo)». A esto se sumaría también el «reparto arbitrario de áreas de trabajo (verdes, boxes, camas), utilizando como criterio la diferenciación entre médicos 'listos' y 'tontos'», la autoasignación de guardias en domingo y posibles «irregularidades en la contratación de personal facultativo».

Los médicos también han manifestado al Servicio de Prevención de Riesgos Laborales que existe falta de coordinación con el resto de servicios, deficiencias en los equipos de trabajo y un aumento significativo de solicitudes de permisos sin sueldo, reducción de jornadas y salidas del servicio, considerando que se debe al mal ambiente y la desmotivación de los trabajadores. A esto se suma el descenso de la actividad docente e investigadora y que «algunos residentes han manifestado no querer trabajar en el Servicio de Urgencias al haber sufrido un trato inadecuado a nivel personal».

Tras los grupos de trabajo y entrevistas que ha realizado Riesgos Laborales con los trabajadores, el jefe de servicio ha manifestado que se le pidió que pusiera orden en el servicio y eso le ha supuesto realizar reestructuraciones que no han gustado, eliminando prácticas como la venta de guardias o incumplimientos horarios. También manifiesta sentirse injustamente tratado por trabajadores a los que considera que ha ayudado, y siente que existe una animadversión contra él. El informe recoge que el jefe de servicio ha planteado una serie de propuestas y mejoras para 2019 y ha manifestado su disposición a introducir cambios y recibir formación para mejorar sus habilidades de liderazgo.

Enfermería quiere participar

En el grupo de enfermería el informe apunta que el 64 por ciento presenta un riesgo muy elevado por la carga de trabajo y un 82 por ciento de riesgo por su falta de participación y supervisión. Las principales quejas de los enfermeros de Urgencias del Reina Sofía pasan por que consideran que no se cuenta con ellos a la hora de introducir nuevos métodos de trabajo, para la reorganización del servicio y para la adquisición de equipos. Estos profesionales dicen estar expuestos a conflictos interpersonales de los compañeros y a violencia psicológica.

Los auxiliares de enfermería aseguran que no pueden contar con sus jefes y que «no existe compañerismo», al tiempo que afirman recibir instrucciones contradictorias. Mientras que el personal de administración pide aclaraciones sobre los cometidos o procedimientos que deben seguir y los celadores manifiestan que «se les pide realizar tareas irrealizables y los procedimientos de trabajo son incompatibles con los objetivos que se les marcan».