2019 es un año señalado en rojo para todos los dirigentes políticos de la Región. La agenda recuerda los proyectos pendientes y las urgencias del día a día, pero a nadie se le escapa que en el horizonte se sitúa la cita política más importante: los comicios locales, que se celebrarán el 26 de mayo. Quedan apenas unos tres meses -descontando el periodo de campaña electoral- para cerrar los mandatos municipales que se iniciaron en 2015. Los Ayuntamientos encaran la recta final, y una de las labores más importante que deben afrontar, si no lo han hecho ya, es la aprobación de los Presupuestos: el marco político que configura la hoja de ruta de un consistorio para un año.

Solamente 13 ayuntamientos de los 45 municipios de la Región de Murcia han hecho los deberes y pueden decir que tienen en orden los Presupuestos del ejercicio 2019, según el recuento elaborado por esta Redacción. El último consistorio que ha ratificado sus números ha sido Jumilla, cuya corporación municipal sacó adelante la pasada semana. Necesitaron, eso sí, un largo pleno que acabó en empate y que tuvo que resolverse gracias al voto de calidad de la alcaldesa socialista.

El resto de 32 localidades todavía no ha dado luz verde a sus cuentas. Sin ir más lejos, los gobiernos de las dos ciudades más pobladas de la Región, Murcia y Cartagena, todavía no han presentado sus borradores a los grupos municipales.

Estos datos significan que dos de cada tres consistorios funcionan con los Presupuestos prorrogados de otros años. No obstante, una docena de ayuntamientos tienen sus proyectos en trámite y su aprobación es inminente. Es el caso de Santomera, cuyo Ejecutivo local (PSOE y Alternativa) abordará la votación en un pleno extraordinario que se celebrará este mes.

Todavía hay tiempo suficiente para que las localidades publiquen sus presupuestos en el Boletín Oficial de la Región de Murcia (BORM). Tanto es así que en lugares como Archena aún no se han publicado a pesar de que el Gobierno local (PP) dispone de una mayoría absoluta, si bien está previsto que se convoque un pleno extraordinario en febrero para aprobarlos.

Los ayuntamientos más madrugadores en sacar sus Presupuestos fueron Las Torres de Cotillas y Lorquí, cuyos Gobiernos locales los acordaron a finales de noviembre. De hecho, Las Torres puede presumir de anotarse este tanto por segundo año consecutivo, ya que en 2017 también se adelantó al resto de municipios.

No tener las cuentas puede suponer el bloqueo de determinadas partidas y complicar las nuevas inversiones. A la larga se pueden convertir en un lastre para la institución pública. Cada año, los equipos de Gobierno que no cuentan con mayorías absolutas se exponen a dificultades por validar las cuentas.

Estos problemas se agrandan en el año electoral. Los Ejecutivos en minoría se ven atados de manos y los grupos de la oposición no son partidarios de dar un cheque en blanco al regidor de turno. Aunque como se ha visto en Blanca, estas circunstancias no tienen por qué implicar una barrera: la regidora blanqueña Esther Hortelano alcanzó esta semana un acuerdo con Ciudadanos.

Sin embargo, en el mismo Valle de Ricote se produce un escenario opuesto: en Abarán, la edil naranja, Rosa García, cuyo voto es imprescindible para sacar adelante las cuentas, asevera que es muy difícil llegar a un acuerdo con el PP del regidor José Miguel Manzanares, con el que la concejala mantiene un fuerte desencuentro, informa Claudio Caballero.

Otros municipios han visto este proceso como una tarea casi imposible, y año tras año se saldan sin acuerdos entre regidores y oposición y, por tanto, sin ver nuevos Presupuestos. Ocurre en Alcantarilla, Moratalla y Fortuna, cuyas cuentas están prorrogadas desde el ejercicio 2016. En el municipio alcantarillero, el alcalde Joaquín Buendía (PP) llegó a presentar los Presupuestos, pero finalmente Ciudadanos se abtuvo y no se aprobararon, según recuerdan fuentes municipales a este diario.

Otros consistorios se encuentran «limitados» por los problemas económicos y sus cuentas «están fiscalizadas» por el Ministerio de Hacienda. Sucede en Librilla, donde la alcaldesa, Mar Hernández (Unión Progresista), asegura que arrastran «deudas antiguas», lo que «retrasa» la presentación de los Presupuestos. Y mientras que algunos municipios corren y se apresuran para finalizar los borradores antes de tiempo, otros consistorios dan por zanjado el año y no contemplan aprobarlos en lo que falta de mandato. Sucede, por ejemplo, en Campos del Río y en Mula, informa Micaela Fernández.