Allá por agosto de 2017, la Policía hacía público que había desmantelado una red que transportaba irregularmente a inmigrantes en motos de agua desde Marruecos a través del estrecho de Gibraltar, cobrando 5.000 euros por persona. Estas prácticas, que no son nuevas para entrar por mar a Andalucía, han llegado a la Región de Murcia, indican fuentes cercanas.

En este sentido, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han detectado que a las costas murcianas empiezan a llegar (de forma minoritaria aún, no masiva, como las pateras) personas, en lanchas neumáticas o motos de agua, que hacen el viaje desde África para llevar a los pasajeros que pueden pagarlo. Cuesta miles de euros, una cifra que no pueden permitirse todos aquellos que precisamente quieren salir de su país de origen huyendo de la miseria.

En aquella operación en cuestión de 2017, la Policía explicaba que los traficantes de personas transportaban a dos inmigrantes en cada moto acuática en viajes casi a diario, recibiendo 5.000 euros por persona por cruzar los 18 kilómetros del Estrecho en unos diez minutos. Llegar a Cartagena cuesta algún tiempo más: alrededor de tres horas, calculan fuentes conocedoras del modus operandi de estas personas.

Lass motos acuáticas suponen el sistema más fácil y rápido. Los traficantes de personas en ocasiones llegan a transportar hasta tres inmigrantes al mismo tiempo. En ocasiones el viaje, cuyo coste duplica el de la patera por tener más probabilidades de éxito (de 4.000 a 6.000 euros frente a los 2.000 euros del pase en barca), sirve también para pasar hachís adosado a la moto o entre el chaleco salvavidas del inmigrante, explican expertos que investigan a estas mafias.

Los mismos expertos detallan que muchas de las personas que recurren al método de la moto de agua para llevar 'sin papeles' a España son menores de 18 años. Un alto porcentaje de estos menores extranjeros no acompañados (los denominados 'menas') acaban quedándose en Europa una vez que consiguen entrar en el país. El procedimiento de repatriación se inicia «cuando el interés superior del menor se satisface con la reagrupación familiar o su puesta a disposición de los servicios de protección de su país de origen», según establece el Ministerio del Interior.

¿Y cómo es que estos adolescentes, prácticamente niños, cuentan con el dinero suficiente para pagarse semejante pasaje? Fuentes conocedoras resaltan que los menores en cuestión pertenecen a familias pudientes y son sus propios padres los que abonan las abultadas cantidades con la idea de que sus descendientes accedan a una vida mejor en Europa.

Las mafias dedicadas al tráfico ilegal de personas -y, en demasiadas ocasiones, también al de estupefacientes- se lucran con este método de las motos y juegan «con la desesperación de la gente», detallan los expertos. Las motos son difíciles de 'cazar' por las cámaras y los radares, especialmente en verano, cuando se mimetizan entre las numerosas embarcaciones, muchas de ellas de recreo, que navegan por el mar. Cuando son detectadas, ya es tarde. En más de una ocasión, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad lo que han encontrado son simplemente las motos de agua. Abandonadas deprisa y corriendo.

Quienes viajan usando este medio, a uno de los peligros a los que se enfrentan en la travesía es el oleaje, que puede hacer que la moto vuelque y haga que sus ocupantes acaben en alta mar, con el riesgo que conlleva.

Sin dar de lado los pocos escrúpulos que gastan habitualmente quienes se aprovechan de la desesperación de las personas por tener un futuro más próspero. En 2017 trascendía el caso de una mafia de motos acuáticas que había arrojado al agua a 12 personas en Ceuta. Una de estas personas perdía la vida. El crimen quedaba impune: los integrantes de la red (nueve pilotos) conseguían escapar. La Guardia Civil lograba rescatar del mar a nueve migrantes con vida.

Corría el año 2011 la primera vez que en España un piloto de una moto acuática que trasladaba a migrantes era acusado de un delito de homicidio: por su culpa un hombre fallecía ahogado en Cádiz, después de que él le arrojara al agua, junto a otro ocupante de la embarcación, a 500 metros de la orilla, porque los había sorprendido la Guardia Civil.

El pasado septiembre, dos migrantes eran rescatados en una moto de agua que se había quedado a la deriva a 17 millas de la costa malagueña, al quedarse sin combustible. Al parecer, Salvamento Marítimo de Tarifa recibió una llamada de alerta sobre las 10.00 horas, apuntando que una moto de agua con dos personas se había quedado abandonada a 17 millas al noreste de la costa malagueña. Inmediatamente se dio el aviso al SAR Alnitak para que saliera del Puerto de Málaga al encuentro de estos náufragos, al igual que una patrullera de la Guardia Civil, que fue la primera en llegar a la altura de la moto de agua a la deriva. Finalmente los ocupantes de este vehículo fueron evacuados al barco de rescate y eran trasladados al Puerto de Málaga para pasar a disposición del Servicio de Extranjería.