Que el agua es un bien escaso se demuestra, una vez más, en la cantidad de estudios que los investigadores de esta Región están realizando para comprobar qué efectos tiene en la agricultura el uso de recursos hídricos no convencionales para regar.

En este contexto se enmarca la tesis doctoral de Cristina Romero-Trigueros, que ha investigado el uso de aguas procedentes de la depuradora de aguas residuales de Molina norte, con alto contenido salino, en cultivos cítricos, como el pomelo y la mandarina. Y qué repercusiones fisiológicas y agronómicas tiene sobre los mismos.

Durante doce años, la investigadora ha tomado muestras y hecho un seguimiento en las fincas objeto de estudio, y ha constatado que los mandarinos que han sido regados con aguas residuales regeneradas han perdido entre un 5 y un 6% de producción.

«Sin embargo, la calidad del fruto ha mejorado, al conseguir más grados 'bric' (dulzor) y no ha perdido calibre; por ello podríamos decir que merece la pena el uso de este tipo de agua», apunta la investigadora.

Por lo que respecta al pomelo, la cantidad de producción y el calibre se mantiene cuando se riega con aguas depuradas, y, al igual que con el mandarino, mejora en los grados 'bric'. «El pomelo ha demostrado ser un 'patrón' muy resistente a la salinidad de las aguas», destaca Romero.

La joven investigadora también ha estudiado el efecto que el riego deficitario tiene sobre ambos cítricos. Los resultados son menos positivos.

En el caso del mandarino, cuando se reduce en un 20 por ciento el agua de riego, la producción merma en un 18%. El calibre también merma «un poco».

Sin embargo, la calidad mejora por estrés hídrico, y se obtiene un fruto más dulce.

El pomelo es más resistente al estrés hídrico, y su efecto no se nota especialmente en el calibre, aunque sí en las repercusiones sobre el árbol. Al igual que en el mandarino, al cabo de dos o tres años, las hojas empiezan a amarillear.

En todos los casos, los árboles han tenido un abonado normal.

La tesis de Cristina Romero-Trigueros ha recibido el Premio Extraordinario de Doctorado por la Escuela Internacional de Doctrado de la Universidad Politécnica de Cartagena, galardón que recogió el pasado lunes, festividad de Santo Tomás de Aquino.

Su trabajo se enmarca en el programa de doctorado Técnicas Avanzadas en Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario, bajo la dirección de los doctores Emilio Nicolás Nicolás y Pedro Antonio Nortes Tortosa, responsable e investigador del departamento de Riegos del Cebas-Csic.