Luis Martínez y Evelin Gil llegaron a Cieza el 13 de agosto de 2018. El hambre hizo que tuvieran que abandonar su tierra, Venezuela, una situación acelerada por la enfermedad de uno de sus tres hijos, una epilepsia y un síndrome de Asperger cuyos tratamientos eran imposibles de conseguir.

Las carencias se hicieron tan imperiosas que decidieron abandonar su país tras aceptar la ayuda de un amigo, quien les sufragó el coste de los billetes de avión. Se fueron con lágrimas en los ojos. Abandonaron el paisaje que les vio nacer con rabia pero con la esperanza de que, alguna vez, la tiranía dará paso a la libertad. Una vez en Alicante, los recibió un sacerdote que los condujo hasta Cieza.

Fue un milagro, susurra Evelin mientras el cabeza de familia cuenta su historia bajo la atenta mirada de Samuel, Santiago y Mariana, sus tres hijos de 14, 10 y 9 años. «No tuvimos más remedio que irnos, ya que llegó un momento en que sentimos el hambre en nuestras carnes. Yo podía pasar hambre, pero jamás podía permitir que mi esposa y mis hijos sufrieran. Pasamos muchos días sin comer y decidimos irnos, porque es muy duro escuchar a mis hijos llorar porque tenían hambre».

Esta familia venezolana, de la región de Maracaibo, Estado Sur, dejó allí toda una vida. «Lo que se está sufriendo en Venezuela es una auténtica pesadilla. Nos gustaría que muchos que aún cuestionan la tiranía que allí hay implantada, que examinaran y conocieran la situación, porque seguro que cambiarían su parecer. Es muy fácil hablar gratuitamente». Luis ve con optimismo la irrupción de Juan Guaidó, opositor al régimen dictatorial venezolano, aunque cree que, aún triunfando, la gran miseria que sufre el país va a ser un lastre para sus habitantes.

«Es un soplo de esperanza, pero los venezolanos sabemos que no va a ser fácil puesto que Maduro no lo va a poner fácil, y en caso de que cediera, la situación que va a dejar es desoladora con mucha miseria en las calles», explica Luis Martínez desde el piso del Camino de Madrid de Cieza en el que viven desde que llegaron la ciudad. Están a gusto, son felices pero los cinco miembros de esta familia se encuentran actualmente en situación irregular en España. Por eso, se van a dirigir al Ayuntamiento de Cieza para que les eche una mano.

Están siendo asesorados por el letrado y edil del PP de Cieza Fernando García de Ángela, que considera que, en calidad de refugiados, el consistorio podría asesorar para la gestión de un asilo político que pueda garantizarles estabilidad. Están siendo ayudados por Cáritas de Cieza y los chicos ya están escolarizados, pero el cabeza de familia carece de empleo. A pesar de todo, «estamos muy bien, ya que Cieza nos ha acogido con amabilidad y hospitalidad».