La enfermera y nutricionista vitoriana Idoia Moreno vino esta semana a Cartagena con motivo de la presentación de un cómic, titulado ‘Como si nunca hubieran sido’, en el que los hermanos Juan y Javier Gallego plasman el drama de los refugiados en el mar Mediterráneo. Idoia aportó su vivencia personal en este encuentro organizado dentro del ciclo cultural Cartagena Piensa tras pasar siete meses con la ONG Médicos Sin Fronteras en Lesbos.

¿Cuál es su experiencia personal como coordinadora de la clínica pediátrica de MSF en el campo de refugiados de Moria, en Lesbos?

La de Lesbos ha supuesto sin duda la misión más dura a nivel psicológico que he realizado en mi vida. A pesar de llevar años viviendo en la República Democrática del Congo y la República Centroafricana, las cuales están consideradas una de las zonas más extremadamente violentas y pobres del mundo, el sufrimiento, la desesperación y las condiciones de vida inhumanas de las que he sido testigo en Lesbos no lo había vivido nunca. El campo de refugiados de Moria es un infierno.

¿Cuánto tiempo estuvo allí?

En Lesbos he estado siete meses, de abril a principios de noviembre de 2018. Tengo pensado volver a saludar a mi equipo de la clínica, ya que son gente excepcional y gracias a su apoyo he sido capaz de aguantar todos estos meses. A trabajar de momento no estoy preparada, ya que aún me estoy recuperando psicológicamente de todo el horror vivido.

¿Qué es lo que más le ha impactado durante su estancia allí?

Lo más duro de gestionar y asimilar en Lesbos es que la Unión Europea haya creado campos de concentración en condiciones de vida totalmente inhumanas. Por ejemplo, en Moria había 10.000 personas en noviembre; y era un sitio que fue creado para 2.500. Entre ellos había 3.500 niños. Es inconcebible que estemos dejando a familias literalmente morir de frío o que haya una total ausencia de asistencia sanitaria, al haber un único médico griego. Además, no se entiende que el proceso de asilo esté totalmente colapsado, por lo que los adultos y adolescentes se están cortando las venas, dada la desesperación y la total falta de esperanza en futuro. Hay personas en Moria desde hace tres años esperando que se resuelva su proceso de asilo.

¿Cómo está la situación actual en el Mediterráneo?

Según las cifras oficiales de las Naciones Unidas se sabe que en los últimos cuatro años han muerto ahogadas más de 16.000 personas en el Mediterráneo intentando llegar a las costas europeas. No obstante, hay que decir que esta cifra es orientativa y habría que sumarle muchísimas muertes más de las barcas que se han hundido, y de las que nadie tiene constancia. Desde enero de 2018, la mitad de las personas que han llegado a Lesbos, y por lo tanto la mitad de las muertes en el mar. están siendo niños y bebés.

¿Cree que falta compromiso de los distintos países?

Desde el inicio de la crisis de los refugiados en 2015 ha habido, y actualmente hay más que nunca, una total falta de compromiso y de voluntad política de la comunidad internacional por afrontar y solucionar el problema. Si a ello le sumamos el hecho de que la población europea se está mostrando totalmente indiferente al horror que estamos viendo diariamente en la televisión, vemos cómo el conflicto se está cronificando y miles de familias siguen muriendo diariamente intentando llegar a Europa como única opción para seguir con vida.

¿Qué necesidades se necesitan cubrir?

En el campo de Moria hay una total falta de dignidad humana y ninguna necesidad básica está cubierta. El hacinamiento es extremo y como consecuencia las condiciones de vida son totalmente inhumanas. El pasado noviembre había más de 5.000 familias en simples tiendas de campaña a varios grados bajo cero y bajo lluvia y nieve. Las condiciones higiénicas son insalubres, ya que existe un baño y una ducha cada 80 personas. Además, no hay ningún tipo de educación formal para los menores.

También son personas...

Al pensar en los refugiados debemos ser conscientes de que son familias enteras (bebés, niños e incluso ancianos), que intentan llegar a Europa huyendo de una muerte segura, ya que los están bombardeando, ejecutando, violando y torturando hasta la muerte. Esto sucede tanto en Siria, Afganistán, Irán y varios países africanos como Congo, Senegal o Camerún. Ninguno de ellos desearía haber tenido que dejar su país y venir a Europa. Su sueño siempre es poder volver a sus casas lo antes posible.

¿Qué función están desempeñando las ONG allí?

En el campo de refugiados de Lesbos hay una escasa presencia de ONG. Tanto el Gobierno Griego como a la Unión Europea les molesta la presencia de ONG y voluntarios, ya que somos los únicos que estamos denunciando la situación inhumana y la falta total de derechos y dignidad humana que se está dando en los campos. A nivel de atención sanitaria únicamente estamos presentes Médicos Sin Fronteras y una muy pequeña organización de voluntarios que aportan dos médicos al campo para las 10.000 personas. Aparte, hay muchos voluntarios organizando actividades de ocio para los refugiados.

En la imagen de la entrevista la vemos con un matrimonio de refugiados en un momento muy especial para ellos y para usted.

Sí. Son una pareja de Afganistán que han estado en el campo de Moria un año. Él tiene 75 años y ella 65. Tienen a su cargo a un niño de 8 años que perdió a sus padres porque fueron asesinados. Ellos tienen otro hijo refugiado en Atenas. Su sueño era poder juntarse con él. Cuando llegué yo a Moria en Abril llevaban ya tres meses en una tienda de campaña. En cuatro meses no fueron capaces de conseguir ver a un médico de forma correcta. Conseguí meterlos a vivir en un contenedor, mejorando muchísimo su calidad de vida. La foto es del día que conseguí, tras luchar 6 meses con Acnur, que los transfirieran a Atenas a juntarse con su hijo.