El Ministerio de Defensa ha despedido a la militar que en marzo de 2016 denunció a su superior directo por el continuo acoso sexual que sufrió en la Escuela Militar de Paracaidismo Méndez Parada, en Sangonera la Seca (Murcia), una infraestructura integrada en la Base Aérea de Alcantarilla. Así lo ha confirmado el abogado de la mujer, Antonio Suárez-Valdés, quien ha señalado que han tenido conocimiento de esta decisión a través de una publicación en el Boletín Oficial de Defensa, sin que se le haya notificado a la afectada, que con esta decisión se quedaría sin empleo, sueldo, ni ningún tipo de prestación por desempleo. En el momento en que esa notificación sea efectiva, ha señalado a este diario, se interpondrá el pertinente recurso a lo que consideran "un atropello en toda regla".

La mujer, de 39 años y originaria de Elche, interpuso la denuncia a finales de marzo de 2016 en la ciudad ilicitana, después de haber comunicado a sus superiores en varias ocasiones la situación y desesperada por el hecho de que no se tomara ninguna determinación para protegerla.

En su denuncia, la mujer expone que los primeros signos de acoso, hace unos ocho años, y que los comentarios fuera de tono se iniciaron de forma inmediata. Las humillaciones desde entonces han venido siendo una constante pese a haber dado cuenta a superiores, según detalla la militar en la denuncia presentada.

Con todo, la situación empeoró aún más en los últimos años, a raíz de que la destinaran a un puesto de trabajo en la misma oficina que el hombre y junto a algunas personas más, tal y como consta en la denuncia.

Entre otras cuestiones, la mujer relató que el hombre se masturbaba continuamente delante de ella en el lugar de trabajo que compartían, que le proponía con reiteración tener relaciones sexuales y que le hacía preguntas íntimas sobre su vida personal.

Incluso, tal y como pone en conocimiento de los agentes, la mujer comunicó a otros cargos superiores su situación y llegó a manifestar su disconformidad en alguna ocasión en la que se le ordenó que acompañara al hombre en desplazamientos fuera de las instalaciones de trabajo.

En todo este proceso, la denunciante aseguró que ha sufrido y sigue padeciendo un trastorno psiquiátrico a consecuencia del trato «degradante» al que se ha visto expuesta a lo largo de años.

Harta de la situación, aprovechó un instante para tomar una fotografía al hombre en un momento en el que él, en la oficina en la que estaban trabajando, le mostraba los genitales. Con esa imagen, consiguió que le dieran algo de credibilidad a sus denuncias internas, y se activó el protocolo de actuación ante casos de acoso sexual, según especifica la denunciante. De hecho, la imagen consta también en la denuncia que recibió el juzgado ilicitano y no fue hasta que ella la remitió a un comandante y a una psicóloga que se inició una investigación y se activó ese protocolo de actuación en casos de acoso sexual, según recoge su declaración en Comisaría. presunto acosador, que era su superior directo, siempre según consta en su relato ante la Policía Nacional.