La única cafetería del aeropuerto era ayer uno de los rincones más cotizados. Pasajeros, trabajadores de las instalaciones, periodistas e invitados que hacían tiempo (hasta la llegada de Su Majestad) vieron el cielo abierto con el pequeño local de Costa Coffee, que desde Aena califican como «la prestigiosa marca británica». A los mandos de la cafetera, sin dar abasto, se situaba la joven Cristina López, que recuerda que hasta el día antes estaba trabajando en San Javier, «en el mismo negocio».

López considera que el cambio ha sido «para mejor». «Lo veo más grande», espeta, a lo que añade que «antes estábamos en un chiringuito».

«Un poco lejos de casa, pero bien», sentencia la joven, entre café y café. Detrás del mostrador, letreros en la lengua de Shakespeare y naranjas frescas de la huerta para hacer zumo a los habitantes efímeros y pasajeros que vienen y van.