El expresidente del Gobierno de España José María Aznar se dejó ver ayer en Murcia, donde impartió una conferencia en el Hotel Nelva ante la presencia de 150 empresarios y directivos y también de varios políticos murcianos. La Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), que preside en la Región el empresario alhameño Tomás Fuertes, celebraba su décimo aniversario con un evento «exclusivo para socios», que abarcó una charla, un almuerzo y un coloquio. La presencia de Aznar en la capital del Segura no había sido anunciada públicamente por los organizadores.

Antes de la conferencia, José María Aznar mantenía un encuentro privado con el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras. Ambos conversaron durante una hora en una sala del hotel. Hablaron de la reciente inauguración del aeropuerto de Corvera, del «potencial turístico» de la Comunidad por «el buen tiempo y la gastronomía» -en palabras de López Miras- y también de los problemas que sufre la Región en comunicaciones, según indicaron fuentes cercanas.

Después de la charla privada se celebraba la conferencia. Tomás Fuertes abría el acto y daba paso a López Miras, quien elogiaba el Plan Hidrológico Nacional (PHN) que aprobó el Gabinete de Aznar en el año 2001 y que posteriormente fue derogado por el Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero. El PHN fue «una muestra de compromiso y solidaridad» del Gobierno de Aznar, manifestaba Miras, quien reprochaba que no salió adelante porque el PSOE «se plegó ante las exigencias de los independentistas».

Después tomó la palabra José María Aznar. El expresidente disertó durante media hora sobre el modelo territorial español. Durante su intervención se incorporaba entre los asistentes el alcalde de Murcia, José Ballesta. Sentados también se encontraban el presidente de la Croem, José María Albarracín, y el presidente de Jóvenes Empresarios, Ginés García, así como los consejeros de Hacienda, Fernando de la Cierva, y el titular de Medio Ambiente, Javier Celdrán, y el alcalde de Alcantarilla, Joaquín Buendía.

Tras las palabras de Aznar, fue el momento del almuerzo, convertido prácticamente en una comida por la hora. Un coloquio ponía fin al acto sobre las cuatro y media y muchos de los asistentes se lanzaban a la búsqueda de una fotografía con Aznar.