Woody, un británico afincado en Fuente Álamo, fue ayer el último pasajero que estuvo en el aeropuerto de San Javier.

Llegó de Manchester en el último vuelo del día, y pese a que el avión de vuelta se había marchado con los últimos viajeros a Inglaterra, Woody siguió sentado en el vestíbulo del aeropuerto.

Según contaba, estaba esperando a que un conocido lo recogiese del aeropuerto para ir a su casa. El hombre parecía no tener prisa en marcharse de un aeropuerto que ayer cerró la persiana para los viajeros.