L a exposición se titula 10.000 incendios y algunas esperanzas10.000 incendios y algunas esperanzas, y permanecerá hasta el próximo día 22 de febrero en el Archivo General de la Región de Murcia. Su autor, Manuel Zamora, ha unido en la iniciativa su profesión (la de bombero) y su pasión (la fotografía). La muestra se puede visitar en distintos horarios: los lunes y martes, de 8.30 a 200 horas; los miércoles, jueves y viernes, de 8.30 a 14.30 horas.

Paco Salinas, comisario de la exposición, subraya de los bomberos que «he estado con ellos en bastantes ocasiones, por razón de mi profesión, en las que los he visto salvar vidas y ayudar a los ciudadanos, siempre en circunstancias extremas». «Los he visto regresar a los parques exhaustos después de haber apagado incendios, buscado desaparecidos, salvado a personas en el límite de la existencia, o de haber recuperado vidasen el mejor de los casos, entre hierros retorcidos. Siempre pensé que eso debía ser difícil de compatibilizar con una vida normal fuera de turno, pero ninguno me habló nunca de sus fantasmas, aunque deben tenerlos», señala.

Del autor en concreto, rememora que «conocí hace años al cabo Zamora por su interés en la fotografía», de la cual dice que es una «herramienta que aprendió a dominar y con la que realiza trabajos que gozan de amplio reconocimiento».

«Trata diversos temas, está siempre inquieto, pero aquello que le apasiona es lo que mejor fotografía. Porque la mejor fotografía es la que contiene vida y pasión. A él debemos esta singular exposición, que sólo es posible por su doble condición de bombero y fotógrafo. Ha sido capaz de ver belleza en el caos, esa extraña belleza que encierran los rastros de vidas y sueños destruidos, y construir estas naturalezas muertas que el fuego descontrolado propició», manifiesta Salinas.

«No solo es hacer una foto y mandarla al móvil», deja claro Manuel Zamora, bombero en el Parque del Infante de Murcia y el artífice de una exposición que consta de «12 retratos y 20 naturalezas muertas», destaca. «Bodegones de cenizas», apunta que son sus obras. En ellas no aparece Zamora en ningún momento. Ha preferido captar el semblante de sus compañeros, muchas veces en medio del desastre recién calmado; o, incluso, todavía, con las llamas en barbecho.

El bombero y fotógrafo revela que su proyecto es «un guiño a Fahrenheit 451», la novela que perpretró el autor estadounidense Ray Bradbury a mediados de los 50. El protagonista del libro es un bombero que pasa de cumplir la orden de quemar libros y, en vez de eso, decide salvarlos.

En este sentido, Zamora hace hincapié en que «detrás del fuego puede haber esperanza». La esperanza «de resurgir entre las cenizas». Como resurgen unas fotgrafías antiguas que se resistieron a perecer en el incendio de una vivienda; como resurge una bolsa de fruta, ya inservible, sobre un sinfonier inclinado, y junto al cirio a medio consumir que, presuntamente, es culpable del fuego. O como la fotografía de la boda de dos jóvenes que descubrió el bombero en otro de los siniestros. En la instantánea, los novios serán felices para siempre. El fuego no puede con eso.

El profesional y artista, horas antes de la inauguración de la muestra (el pasado viernes día 11), mostraba su agradecimiento al director del Archivo, Rafael Fresneda, por permitirle colgar de las paredes de este organismo sus creaciones. Las cuales lleva más de dos décadas coleccionando, aunque al principio solo estuvieran en su cabeza. Así, «durante los años en servicio, cuando he participado (en un incendio) como bombero, he ido haciendo fotos a las cenizas en las que veía una belleza oculta especial», asevera el autor.

Haciendo las fotos en sí, lleva desde 2013. Pero Zamora hace de fotógrafo incluso cuando no lleva la cámara encima. A este respecto, recalca que «cuando eres fotógrafo, te vas fijando, vas haciendo fotografías con la vista, aunque no lleves la cámara». De ahí que «digamos que llevo más de 20 años haciéndolas, desde que soy bombero», especifica.

Dice también Paco Salinas, sobre la exposición, que «esta muestra contiene también un homenaje a su profesión y a sus compañeros, con los que comparte vicisitudes y peligros».

Algo que corrobora Manuel Zamora, al sentenciar que su exposición es todo un tributo «a la profesión de bombero».

«Quemémoslo todo, absolutamente todo. El fuego es brillante y limpio». «Fahrenheit 451: temperatura a la que el papel de los libros se enciende y arde». Son dos de las frases del volumen que inspira la muestra, al que vuelve su autor para comentar que Bradbury «preveía que los bomberos del futuro iban a ser los guardianes de la cultura única». Hoy en día, «al final los bomberos nos dedicamos a salvar a la gente» y, en su caso, además, a salvaguardar los ya citados bodegones de cenizas. Al vivir para siempre en una obra de arte, son como el Ave Fénix.