La asociación Marchamalo acaba de lanzar dos publicaciones que muestran Cabo de Palos por tierra y mar. Este colectivo es una entidad sin ánimo de lucro cuyo principal interés es el progreso social a través del desarrollo de proyectos de investigación, conservación, protección y difusión del patrimonio natural y cultural.

Esta organización se constituyó a finales de 2017 y tiene su sede social en este enclave icónico de la Costa Cálida. Fruto del trabajo de los integrantes de Marchamalo se ha podido hacer un acopio de imágenes e información sobre un lugar que es mucho más que un faro. De modo que ponen de manifiesto la importancia del conocimiento del patrimonio natural y cultural para la conservación y protección del medio ambiente como futuro motor del progreso de la zona, sus habitantes y visitantes.

Una de las publicaciones se denomina ‘El Paisaje Cultural Marítimo de Cabo de Palos y su entorno’. A través de sus páginas se hace una mirada de conjunto hacia un espacio costero singular, con una identidad cultural no siempre valorada, resultado de la interacción en el tiempo de las personas y el medio natural. En ella se puede hacer un recorrido por las salinas de Marchamalo, que forman parte de la historia del lugar; la coexistencia del descontrol urbanístico con el singular puerto pesquero; las festividades religiosas, como la procesión marítima que se celebra cada 15 de agosto por el Día de la Asunción; el yacimiento romano de El Castillico, a orillas del Mar Menor; así como la llegada de la agricultura industrial tras el paso del boom de la minería, que fue el gran motor económico de la zona en el siglo XX.

Por otra parte, la ‘Guía de esnórquel de Cabo de Palos’ hace un recorrido marítimo por sus acantilados y calas, con sus singularidades naturales, y sirve de fichero ilustrado de las especies más características que se pueden contemplar en sus fondos marinos. Cabe resaltar que frente al faro se encuentra la reserva marina de Cabo de Palos e Islas Hormigas. En este ‘santuario’ para la flora y fauna del Mediterráneo se desarrollan dos actividades fundamentalmente: la pesca, con limitación en cuanto a periodos de captura y a las artes que se utilizan; y el buceo deportivo.

Quienes se sumergen en sus aguas pueden observar las praderas de posidonia y la vida animal. Gracias a los cambios en las corrientes y en las condiciones ambientales se produce una variación estacional de los ‘habitantes’ de la reserva marina. Así, meros, abadejos, sargos, doradas, pulpos, dentones y morenas son algunos de los animales más conocidos de la zona. Si bien, en verano se pueden encontrar águilas de mar, peces luna, andes bancos de barracudas y algunas tropicales como el jurel del atlántico. Y, en otoño, los bancos de boquerón y boga atraen otros predadores como la melva, el bonito, la lecha y el atún. Esta riqueza de fauna permite que, en ocasiones, los buceadores puedan sentir que están en un documental al observar las escenas de caza en plena naturaleza.

Los autores de ambas monografías sobre Cabo de Palos publicadas por la asociación Marchamalo son Mar Celdrán Sancho, licenciada en Biología y máster en Acuicultura y Gestión de Recursos Pesqueros, y David Munuera Navarro, arqueólogo y doctor en Historia. Las publicaciones han sido financiadas gracias a fondos económicos de la Unión Europea y la ayuda del Grupo de Acción Local de Pesca y Acuicultura de la Región de Murcia (Galpemur), entidad sin ánimo de lucro colaboradora con la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca. La guía y el libro están a disposición del público de forma gratuita en las oficinas de Turismo de Cartagena. Hay mil ejemplares de cada una.

Torre del Negro. Puesto vigía del Mar Menor

La asociación Marchamalo explica que se trata de una torre rural, originaria de una explotación agropecuaria del siglo XVI. Fue construida por un antiguo regidor de Cartagena. La misma responde a un modelo de repoblación de la época. Durante la Edad Media la zona costera era peligrosa por ser un lugar de frontera al acecho de los ataques de los corsarios. Recientemente se ha arreglado la fachada del edificio, pero la asociación expone que la torre está en «muy mal estado». En la actualidad funciona como almacén de aperos.

Calblanque. Espacios protegidos como modelo turístico sostenible

En esta imagen se visualiza parte del parque regional de Calblanque, con sus dunas y las salinas del Rasal. El colectivo destaca la importancia de haber protegido a nivel medioambiental este paraje único. Algo que a juicio de la asociación ha servido para poner en valor la zona y la Región de Murcia, así como para fomentar un espíritu conservacionista entre la población local. En resumen, creen que este es el camino que debe seguir el turismo de la Región, al considerar «fallido» el modelo turístico basado en el descontrol urbanístico de La Manga.

Marchamalo. Salinas con un posible origen romano

Las Salinas de Marchamalo pueden tener un origen romano por su cercanía a yacimientos como el de Los Triolas. Si bien, la construcción actual se remonta al siglo XIX. En la actualidad, la asociación Marchamalo denuncia que se encuentran «totalmente abandonadas» a pesar de que están catalogadas en Cultura y el molino salinero que tienen está protegido como BIC. Sobre ello, alertan de que este molino está «a punto de caerse». Además, la zona cuenta con diversas protecciones medioambientales de flora y fauna, como la Red Natura 2000.

La Galera. Ideal para días en los que sopla Lebeche

La cala de La Galera es una pequeña cala rocosa cerrada por un islote en forma de pato. A la misma se accede por una escalera. Buceando se pueden ver lisas, sargos, raspallones, rascasas o lenguados. En esta cala no se puede tomar el sol, porque se accede directamente al agua. No es de los mejores sitios para bucear de Cabo de Palos, pero es de los lugares más indicados de esa población para sumergirse cuando hace viento de lebeche, que suele ser un viento que complica bastante el estado del mar Mediterráneo en la costa cartagenera.

Cala Botella. Poco concurrida por ser de difícil acceso

El rincón de Cala Botella recibe su nombre por la formación rocosa en forma de botella que hay. De hecho, es característico en la zona que las calas tengan por nombre alguna similitud singular con un objeto de la vida cotidiana. Se trata de un enclave poco concurrido por personas, al ser más difícil de acceder. No obstante, cuenta con una tortuosa escalera de obra que llega directa al mar. Al haber pocos buceadores hay más variedad de especies en el fondo marino. En ella destaca la presencia de alevines de mero, un pez que reina en la reserva marina.

Cala de las Melvas. La más próxima al puerto pesquero

Con piedras redondeadas, la cala de las Melvas se encuentra más próxima al puerto pesquero de Cabo de Palos. Suele estar bastante concurrida en verano, sobre todo cuando hace viento de Levante, que la convierte en una mar chica. En este sitio de la Costa Cálida es conveniente adentrarse en el agua con un calzado apropiado, debido a la presencia de erizos y anémonas. En cuanto a la riqueza del medio marino, suelen encontrarse especies características de fondos rocosos, con abundancia de gonias, un tipo de babosa.