Las aportaciones de agua acumuladas en los embalses de la cabecera del Tajo y las existencias conjuntas de ambos pantanos, constituyen las dos claves para aplicar las reglas de explotación del Trasvase, que determinan la cantidad de agua que se envía cada mes a la cuenca del Segura.

El hecho de que el valor de las aportaciones acumuladas en los últimos 12 meses sea de 979,9 hm3 y que se mantiene «la tendencia creciente observada» desde marzo de 2018, llevó ayer a la la Comisión Central de Explotación del Acueducto Tajo-Segura a autorizar un trasvase de 38 hm3 de agua para regar y beber este mes en la cuenca del Segura. Los pantanos siguen en nivel 2, que es cuando tienen por encima de los 600 hm3 de agua almacenada.

Así se recoge en el informe sobre la situación de la cabecera del Tajo emitido por los técnicos de la Comisión, que también tuvieron en cuenta el hecho de que desde que empezó el año hidrológico, el 1 de octubre, se han autorizado tres envíos de agua que en conjunto suponen 65,5 hm3. El volumen que queda por trasvasar según la Ley es de 584 hm3 (534, 5 para el Segura y 50 para la cuenca del Guadiana).

En total, la Ley contempla un trasvase anual de 650 hm3, 600 para el Segura y 50 para el Guadiana.

En el informe también se asegura que «la Confederación Hidrográfica del Tajo no ha comunicado circunstancias relevantes que pudieran afectar al trasvase».

Para los próximos seis meses (hasta julio de 2019) los técnicos calculan que la evolución de las reservas que va a almacenar la cabecera de la cuenca del Tajo (Entrepeñas y Buendía) rozará en todo momento los 600 hm3 salvo en abril, mes en el que se prevé que esté por debajo de esa línea.

Daños

El Ministerio para la Transición Ecológica, en la nota en la que informa sobre la autorización del envío, explica que el ritmo de trasvase se irá adecuando al avance de las obras de emergencia de reparación de las infraestructuras del postrasvase dañadas como consecuencia de las lluvias de noviembre. Estas infraestructuras son las que permiten la regulación, transporte y distribución final del agua a las diferentes áreas regables receptoras.