El año comenzó a tiros y con un charco de sangre. El que dejaba en la entrada de un portal de la calle San Luis de Alguazas el cuerpo de Valerica, muerto presuntamente a manos de José T. C., alias ‘El Paletas’, que se entregaba horas después del suceso. Era el crimen de Año Nuevo e inauguraba 365 días en los que la crónica negra dejó acuchillamientos mortales, pólvora y hasta fuego.

El que costaba la vida, en septiembre, a Dolores, una vecina de Murcia que llegó viva al Virgen de la Arrixaca, pero no pudo sobreponerse a las terribles heridas que tenía tras ser rociada con gasolina y prendida, presuntamente por otra mujer. Mujer que, al igual que el antes citado José T. C., se encuentra en prisión provisional, a la espera de que se fije la fecha para su juicio.

En 2018 hubo homicidios que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no creen que estuviesen planeados de antemano. Es el caso del denominado crimen del Bando, por el que se acababan entregando a la Policía dos hombres, Mariano y Manuel, este último presunto autor material del apuñalamiento.

Tampoco ven planificación los investigadores en el crimen de Archivel, que costaba la vida a Manuel Talavera. El único sospechoso, un vecino apodado ‘El Ermitaño’, era detenido, pero el juez lo soltaba por falta de pruebas. Semanas después, el sospechoso se ahorcaba.

Y en El Cocón (Águilas), una chica presuntamente mataba de una cuchillada a su hermano en una riña. «Yo no quería», dijo luego. No están todos los que son. Estos son algunos:

El crimen de Año Nuevo

«El rumano quería violar a mi hija», gritaba José T. C., ‘El Paletas’, el día que pasó por el Juzgado de Guardia de Molina de Segura. Antes, se había entregado él mismo en el cuartel. Admite que mató a tiros a un hombre, pero asegura que lo hizo por eso. Desde entonces está investigado por un delito de homicidio, tenencia ilícita de armas y daños. El joven, autor confeso del primer crimen del año, está desde entonces en prisión provisional.

El crimen de El Bojal

Corría el mes de mayo cuando la Benemérita anunciaba que había resuelto una investigación que llevaba en marcha desde enero: la de la muerte a tiros de Arturo cuando estaba en su coche. La Guardia Civil arrestaba entonces a dos personas como presuntas autoras del asesinato, cometido en la pedanía murciana de El Bojal, en Beniaján (Murcia). Uno de los detenidos fue por matar a la víctima; el otro, por pedirle que lo hiciera, así como por facilitarle el arma y pagarle al primero.

El crimen de Martes Santo

Será el próximo 11 de enero, a partir de las nueve y media de la mañana. Expertos del Instituto Criminalístico Forense de Murcia se desplazarán ese día a la vivienda de Las Torres de Cotillas donde el pasado Martes Santo eran hallados los cuerpos sin vida de una mujer, Antonia, y de su hijo, Miguel Ángel. El único sospechoso de los hechos es el hijo y hermano de las víctimas, Iván. Se cree que los mató a golpes. Luego, manchado de sangre, fue al cuartel a decir que halló los cadáveres.

El crimen del Bando

En abril, el presunto autor material del crimen del Bando, Manuel M. U., se acogía a su derecho a no declarar tras entregarse pocas horas antes a las autoridades. Finalmente, era enviado a prisión. Ahí sigue. Su amigo Mariano S. G., en su declaración de días antes, lo inculpó directamente. Dijo que Manuel había sido el autor material del navajazo que costó la vida a la víctima, Antonio, el Día del Bando por la noche, en el barrio de La Paz. Mariano S. G. (que ahora está libre con cargos) admitió que los tres comenzaron a discutir y que él llegó a golpear a Antonio («un tortazo con la mano abierta», relató), pero que no lo mató.

El asesinato de Doris Valenzuela

«Mi padre ha matado a mi madre», dijo una de las jóvenes que telefoneó al 112. «Si lo pillo, lo mato», clamó luego, en el lugar del crimen. Los sanitarios que se desplazaron al sitio sólo pudieron confirmar el fallecimiento de la víctima, Doris Valenzuela, refugiada que huyó del horror de su Colombia natal, amenazada por paramilitares. Ezequiel A. H., el presunto asesino, no reconoció ante la juez haber acabado con la vida de su esposa a cuchilladas. Como sí hay indicios de que lo hizo, está en la cárcel. «Da igual, ser negra o indígena: las que más sufrimos somos las mujeres líderes», apuntaba, meses antes de su asesinto, esta activista. «Por suerte, tengo un esposo y unos hijos que me apoyan, pero no sucede en todos los casos», añadía al respecto. Se refería a Ezequiel, el mismo esposo que, presuntamente, acababa con su vida a cuchilladas en un patio de un edificio de La Fama.

El crimen de Archivel

El cadáver de Manuel Talavera era encontrado en un terreno de su propiedad en la localidad de Archivel, en el mes de julio. Al principio hasta se pensó en que podría haber sido un accidente, mientras el hombre estaba segando, pero pronto se vio que el cuerpo tenía signos de violencia. Al poco, la Guardia Civil arrestaba al único sospechoso: ‘El Ermitaño’, un vecino de la zona. El juez lo dejaba libre. No veía pruebas sólidas contra él. Al poco, el sospechoso aparecía muerto. Ahorcado.

El crimen de Dolores

El luctuoso suceso tenía lugar a finales del pasado mes de septiembre. El titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Murcia, en funciones de guardia, ordenaba el ingreso en prisión provisional de M. I. T. O., la acusada de matar a Dolores tras rociarla con líquido inflamable y prenderle fuego en el barrio murciano de La Paz. Entonces, la investigada permanecía custodiada en el módulo de presos del Hospital Virgen de la Arrixaca. Cuando recibió el alta, declaró por videoconferencia en el juzgado. Dijo que ella es drogadicta y esquizofrénica y asegura también que sufre varias enfermedades mentales. Sigue en la cárcel.

El crimen de El Cocón

A la cárcel por homicidio. La joven acusada de acuchillar mortalmente a su hermano en Águilas pasaba horas declarando en los juzgados de la Ciudad del Sol, hasta que el titular del Juzgado de Instrucción Número 4 de Lorca la mandaba a prisión provisional, en julio de 2018. Allegados de la chica la esperaban desde primera hora en la puerta de los juzgados y, en declaraciones a los medios, aseguraron que ella actuó en defensa propia. Que acabó clavando un cuchillo a su hermano Wellington porque él la golpeó primero.