Dice el acervo popular que el tamaño no importa y, ayer, en Roldán (Torre Pacheco), pudieron dar buena cuenta de ello. Y es que, la cafetería de Andrés, un punto mixto de venta de lotería se 'llevó' doble premio al vender a través de su terminal el Gordo y un quinto premio.

El primero en llegar fue el menor de los premios mayores, que además fue el más tempranero del sorteo. El 02308 puso la pequeña pedanía de pachequera en el mapa a través de la página de Loterías y Apuestas del Estado, aunque con una dirección errónea que hizo que el establecimiento pareciera por momentos fantasma. No obstante, el gerente del negocio, Andrés, ya estaba festejándolo con amigos y conocidos cuando llegó la noticia bomba.

«Estaba hablando con los medios sobre el quinto premio, cuando no recuerdo bien quién me dijo que también había dado el Gordo», relataba el 'lotero' tras el sorteo. Y es que, el 03347 volvió a colocar a Roldán en el epicentro del día de la Lotería y al negocio de Andrés, que se ubica frente a la biblioteca pública de la pedanía, en la boca de todos los vecinos.

Un 'pellizco'

Un 'pellizco'Al tratarse de un punto de venta mixto, que compatibiliza la venta de lotería con el comercio -en este caso un estanco- y la hostelería, Andrés apenas vendió un décimo de cada número, aunque la alegría para él y sus conocidos fue mayúscula. También para la pedanía, que vivió por un instante el glamour de las grandes citas del 22 de diciembre, con descorche de cava, brindis, y muchas felicitaciones.

Para el niño, seguro que la cafetería cuenta con nuevos clientes de esperanzas.

Anécdota Una comida para festejar, con dos 'gordos' en la mesa

Anécdota Una comida para festejar, con dos 'gordos' en la mesaDar dos premios mayores en la Lotería de Navidad desde Roldán se tenía que celebrar por todo lo alto. Por eso, Andrés, que vendió un décimo del Gordo y otro de un quinto premio se citó con amigos para comer. La anécdota de la jornada la protagonizó otro de los comensales. Y es que, el décimo vendido por Andrés no fue el único cercano a la mesa. Matías contó que su nuera había sido agraciada con el Gordo, pero no el que vendió Andrés, sino uno que compró en un sobre sorpresa de los vendidos por la administración El Perolo, de San Pedro del Pinatar. «Es la anécdota del día», repetían ambos amigos. «Ahora que Andrés da premios, le compraremos a él», bromeó Matías.