Un pellizco del tercero, el premio más tardío, se quedaba en la localidad murciana de Santomera. En concreto, en la administración ubicada en el número 40 de la calle San León. Ahí se vendía el 04211, y llevaba la alegría y la ilusión a este municipio de poco más de 16.000 habitantes.

El tercero se hacía de rogar. Tanto, que el joven responsable de la citada administración santomerana dejó el negocio en manos de su madre y se fue al viaje que tenía planeado con sus colegas. A los pocos minutos de salir, se enteraron de que la diosa Fortuna se había fijado en ellos. Y siguieron con el plan previsto. En coche y rumbo a Cataluña unos días. En los bolsillos, sin cobrar todavía por razones obvias, llevaban un boleto sacado por máquina que muy probablemente les endulce las fiestas de este año.

«Ha sido por terminal, no sabremos cifra fija hasta el lunes», decía, aún algo confusa con los números, la madre del afortunado y antigua administradora, Teresa Cano. Su hijo, José Luis Sánchez Cano, ya estaba rumbo a la comunidad catalana, con sus amigos, todos vecinos del pueblo. Amigos que habían ganado 50.000 euros. «Por lo menos se han vendido cuatro décimos seguro», creyó entonces Teresa Cano, aunque minutos después Loterías confirmaba que allí se vendió solo uno. Cano pensaba entonces que cada uno de los jóvenes llevaba uno y también pensaba en una señora que en la misma mañana de ayer acudía a pagar el décimo que dejó apalabrado, y guardado, y que aún no había abonado, explicó la lotera. «Le dije 'si te toca, es como el anuncio del bar, de hace unos años'», manifestó. «Es una señora mayor que va con un bastoncico», recordó Cano, con ternura. Pero resulta que esta vecina solo llevaba el 11, pero no el número entero.

«En 2016 dimos un cuatro premio, también por terminal. Este es el segundo. Da gusto dar premios así, y que sea para gente trabajadora», subrayó la mujer.

A los jóvenes agraciados «se les metió en la cabeza la terminación en 11. El resto los puso la máquina, el ordenador. Por eso tiene menos repercusión que si fuese el tradicional», detalló la lotera.

«Le he dicho a mi hijo: 'cobrar no lo has cobrado todavía, así que a ver qué es lo que haces», apuntaba esta vecina, que estuvo más de 40 años al frente de la administración que ahora (desde hace apenas un año) lleva su hijo. José Manuel Sánchez, el padre del afortunado, elucubró, sonriente, que su hijo gastará el dinero en «caprichos». «¿Has brindado ya, Teresa?», gritaba la joven peluquera del establecimiento contiguo. «Ellas llevaban otro número», contó Cano. «Al que le ha 'tocao', mucho gusto le ha 'dao'», concluía un señor que pasaba por la calle. «¿Cuándo me voy a ver en televisión?», preguntaba Cano a los periodistas congregados allí.