Casi cuatro millones de euros han ido a parar a una administración de lotería de La Manga. Una administración de lotería que, realmente, se encuentra dentro de un bazar ubicado en el Paseo de La Dársena. En una mañana en la que los focos estaban puestos en otros puntos de la Región, sobre todo las grandes capitales o las administraciones más famosas, el Bazar Gran Sol fue principal protagonista de El Gordo de esta Navidad. Allí se han vendido nueve de los dieciséis décimos con el primer premio que han tocado en todo el territorio murciano. El local lo gestiona un matrimonio de la zona, que se hizo cargo de la administración en los años noventa. Son varias décadas repartiendo ilusión, que nunca habían tenido tanta recompensa como en este 22 de diciembre de 2018.

Según el dueño, había vendido nueve décimos del número premiado, 03347, que también fue a parar a otras localidades como San Pedro del Pinatar, Yecla o Cartagena. Por tanto, estamos hablando de que el Bazar Gran Sol ha repartido 3,6 millones de euros, con 400.000 euros cada uno.

A pesar del rotundo éxito, el ambiente en esa zona de La Manga no daba señales de que allí se hubiera repartido tanto dinero, al tratarse de un lugar que cuando pasan las fechas veraniegas baja mucho los decibelios y donde apenas había viandantes. Los pocos vecinos de la administración, con los bares de alrededor, sí que descorcharon el champán para celebrar la noticia, pero el dinero del premio probablemente haya ido a parar a sitios muy lejanos.

La condición turística de La Manga provoca que la mayoría de personas que pasan por esa administración de lotería no sean de allí, sino de otros puntos de la Región de Murcia, de España o incluso del extranjero. Los vecinos lamentaban que no les hubiera tocado a ninguno de ellos, o, al menos, a gente de la zona, porque creen que de ese modo se podría invertir en La Manga y ayudar a su crecimiento económico. Creen que sería la mejor manera de que la actividad no decayera tanto en los meses invernales, y que no acusaran de forma tan excesiva la temporalidad.

El dueño del local reconoce que las mayores ventas fueron las fechas veraniegas. Gente que pasaba sus vacaciones en la costa, aprovechaba y compraba sus décimos, justo cuando comenzaban las ventas de la Lotería de Navidad, allá por los meses de julio y agosto. Dicen que también se ha vendido mucho en algunos puentes, y en fines de semana con buen clima.