­ Tomando como referencia el título de su ponencia, ¿cómo está realmente el Mar Menor?

El Mar Menor está saliendo de un proceso grave de desestabilización de su integridad ecológica, pero tras la reducción drástica de las entradas de nutrientes nos ha demostrado que no había sobrepasado el punto de no retorno y ha sido capaz de volver a recuperar de manera muy significativa sus comunidades y mecanismos de autorregulación.

¿Hay motivos suficientes para soñar con recuperar totalmente la Laguna Salada? ¿Por qué?

Sí, sin ninguna duda. Su recuperación total no es un sueño y puede ser una realidad. El Mar Menor nos ha demostrado una gran capacidad de recuperación. Se trata de una laguna muy singular. Es una de las pocas con capacidad de ser muy productiva biológicamente y ofrecernos una pesca abundante y de calidad y, al mismo tiempo, mantener una elevada biodiversidad y calidad de aguas. Sin embargo, es muy importante que seamos muy serios y estrictos en reducir las presiones humanas y la entrada de aguas dulces y nutrientes y que no se realice una gestión inadecuada de las playas o en las golas de comunicación con el Mediterráneo.

¿Qué medidas recomienda para que el Mar Menor siga dando muestras de recuperación a nivel biológico?

Las medidas más urgentes deben tomarse en la cuenca de drenaje. Es necesario que la entrada de agua y materiales en suspensión o disueltos al Mar Menor no sobrepasen los que serían normales sin la actividad humana y las transformaciones humanas del paisaje. Es urgente un plan integral de infraestructuras y protocolos de uso que controle los flujos y aguas superficiales en la cuenca de drenaje y las aguas subterráneas en el freático, que separe pluviales de urbanas, que almacene y recoja las escorrentías, que evalúe las aguas que se necesitan, de dónde se traerán, cómo se conducirán, qué tratamiento hay que darles, cómo se recogerán los excedentes o los vertidos... Además de esto, es muy importante que los protocolos de uso y mantenimiento de playas, golas, navegación, etcétera, estén basados en el conocimiento científico de cómo afectan los distintos usos al ecosistema.