Los supermercados y centros comerciales han dicho basta. Es raro el día que no sufren algún robo (oficialmente, hurto, por la cuantía de lo sustraído) y son varios los que ya han pedido al juez que dicte una orden de alejamiento. Esto es, que prohíba al ladrón habitual (suelen tenerlos 'fichados' en cada negocio) que se aproxime al súper en cuestión.

Así lo confirmó a este periódico Javier Ruano, portavoz de la Asociación de Supermercados de la Región (Asumur), que también resaltó que, con motivo de la Navidad, los establecimientos han notado un repunte en los hurtos. Algo que puede deberse, creen, a la presencia de productos más 'golosos' de cara a las fiestas.

Los casos de hurto copan la gran mayoría de denuncias presentadas en dependencias policiales. La mayoría de los hurtos que se denuncian, según señalaron a este diario fuentes judiciales, se cometen en grandes supermercados y centros comerciales.

Por eso, cada vez es más frecuente que tanto los supermercados como las grandes firmas pidan al juzgado que dicte órdenes de alejamiento para los clientes que son pillados robando de forma reiterada, pues ya no solo se trata de recuperar lo perdido, sino también de evitar que estas situaciones vuelvan a repetirse.

Para los grandes establecimientos, el perjuicio de tener que interceptar a aquellos que son pillados con las manos en la masa no es solamente económico, sino que también les afecta a su imagen por las situaciones que se viven y la desconfianza que generan entre el resto de clientes.

De hecho, en algunas ocasiones, aunque son interceptados por las cámaras de seguridad, los vigilantes de seguridad o el personal de caja no les dan el alto hasta que se disponen a salir del centro, creyendo que nadie les ha visto, para evitar escenas incómodas en los espacios de compra.

Eso, cuando consiguen darse cuenta de los hurtos, pues muchos pasan desapercibidos. Las técnicas van desde enconder los productos en chaquetas, mallas o abrigos, hasta tratar de salir con prendas puestas de las tiendas haciéndolas pasar como propias.

En cuanto a la tipologías de artículos sustraídos, hay un popurrí. Los hay desde los que solo roban alimentos para pasar el día, hasta los que hacen casi una compra semanal escondida en anoraks y otras prendas. También es frecuente el robo de bebidas alcohólicas, motivo por el que en muchos supermercados llevan una protección extra. En los centros comerciales, predomina el robo de ropa, a la que se trata de quitar las alarmas o se intenta desactivar para no ser vistos.

Hasta la última reforma del Código Penal estas infracciones eran consideradas una simple falta. Pero ahora, se trata de un delito leve cuando el importe sustraído no supere los 400 euros y no haya más de tres antecedentes por hechos similares.

Así, según destacan fuentes judiciales, las penas por estos delitos consisten en pequeñas multas, que varían en función de la gravedad del delito y de los ingresos de los autores del hurto. Rara vez suele acarrear pena de cárcel.