Expertos revelan en un volumen especial de una revista científica que uno de cada tres ríos peninsulares está salinizado sobre todo por el impacto de la actividad agrícola y la urbanización del territorio. Estas son algunas líneas rojas que se revelan en este volumen especial de la revista 'Philosophical Transactions of the Royal Society B', centrado en las causas y el impacto de la salinización en los ríos de todo el mundo.

En este trabajo han colaborado, entre otros, expertos de la universidades de Barcelona (UB) y Autónoma de Barcelona (UAB), Cantabria, Murcia y Castilla-La Mancha.

La salinización afecta de manera directa la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos, «pero todavía nos falta mucha información básica a escala de organismos, comunidades y ecosistemas para poder predecir los efectos», ha explicado el investigador de la UB Miguel Cañedo-Argüelles en una nota de prensa.

Solo cuando podemos disponer de esta información de base podremos elaborar modelos eficaces que nos permitan anticipar y mitigar los efectos de la salinización en los ecosistemas acuáticos», ha añadido.

El exceso de sal en los sistemas fluviales genera un grave impacto ecológico, económico y de salud global, en algunos casos relacionado con la concentración de cancerígenos en el medio acuático o bien de metales liberados por la corrosión de tuberías.

Según los expertos, en los ríos con altas concentraciones de sales, la fauna acuática se empobrece y disminuye el número de especies, mientras que en los ríos con menor salinidad los organismos salinos son sustituidos por especies de agua dulce.

En el conjunto del continente europeo, la salinización relacionada con la actividad humana es cada vez más preocupante, pero todavía no hay directivas que lo regulen. «Se hace evidente que la legislación actual sobre la salinización de los ecosistemas acuáticos es demasiado laxa e incompleta», ha subrayado Cañedo-Argüelles.

Los expertos han asegurado que en el futuro, el calentamiento global, el uso creciente del agua por el consumo humano y la explotación de los recursos naturales de la tierra agravarán todavía más el problema de la salinización de los ríos.