‘Mercedes’, que ha preferido mantener su verdadera identidad en el anonimato, se prestó ayer a contar su caso ante los medios de comunicación. Lleva 30 años en la docencia y da clases en Secundaria y Bachillerato. Aunque ha sufrido más de un episodio de acoso e indisciplinay relató el último. «Ocurrió en clase, con una alumna de 17 años de bajo perfil académico pero que nunca había dado problemas, cuando le quité el móvil porque lo estaba utilizando mientras yo explicaba», recordó.

«Se puso muy violenta, se encaró conmigo, gritando en medio de la clase que le diera el móvil y yo creía que me iba a pegar», continuó. Entonces decidió bajar con ella a Jefatura de Estudios, porque la docente no puede devolver el móvil, y mientras se fue a hablar con la madre por teléfono, oyó cómo esta alumna gritaba también al jefe de estudios. Cuando le dijeron que no se lo daban, se escapó del centro.

Lo que más le dolió del caso, dijo, fue que aunque en un principio, la madre fue amable y llegó incluso a pedir ayuda al centro, al día siguiente llegó «despotricando contra todos nosotros».

El caso se resolvió con un expediente sancionador que incluyó la expulsión temporal del centro.

Este es un ejemplo del efecto negativo que el uso del móvil tiene en las aulas y que preocupa al sindicato. «Sólo se puede utilizar si así lo contempla el docente», ya que es «un elemento perturbador y nada aceptable; al alumno le cuesta concentrarse».

La Región de Murcia es la única que tiene regulado el uso del móvil en las aulas a través del Decreto de Convivencia. En él se contemplan sanciones por su uso en clase, aunque los alumnos se lo llevan en la mochila y lo utilizan.

Medidas disciplinarias

El sindicato indica que las medidas disciplinarias más frecuentes aplicadas en los centros para corregir las conductas contra los docentes, suelen ser la imposición de tareas fuera del horario escolar o la expulsión durante periodos que oscilan entre 6 y 30 días lectivos, pudiéndose llegar al cambio de centro en las circunstancias más rigurosas.