La ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera y el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, trataron ayer de minimizar los efectos que tiene para el Levante el recorte del envío de agua del Tajo correspondiente a noviembre. Ribera y Ábalos aseguraron que la situación no es alarmante, y se escudaron en las lluvias y en el otoño para justificar la decisión del Gobierno.

Teresa Ribera argumentó que «afortunadamente ha llovido», por lo que las necesidades hídricas «no eran exactamente las mismas que en otros momentos». Y volvió a repetir que algunas de las infraestructuras aguas abajo -en referencia a tramos del canal del postrasvase a su paso por el Campo de Cartagena- están «inutilizadas». La ministra quiso lanzar un mensaje de «tranquilidad» a los ciudadanos y regantes mientras se van «aclimatando» todas las políticas de agua para asegurar la disponibilidad del recurso en toda España, «con un precio equivalente, venga de donde venga».

El ministro Ábalos descartó que el último trasvase suponga «problemas de hecho» para los agricultores. «Hoy por hoy, la gestión está siendo equilibrada y no hay ninguna necesidad alarmante», sentenció. «Sinceramente, en la época del año en la que estamos y con las lluvias no es una situación como en otras ocasiones».