Irina tiene 31 años y prácticamente vive cautiva en su casa de Murcia. Se mudó, pero su maltratador, con una orden de alejamiento vigente, la ha encontrado y no la deja en paz. A su hijo, de una anterior relación, lo ha mandado con su padre fuera de España. Irina dice que tiene «muchísimo miedo». «Si hoy estoy viva, bueno... un día más», apunta.

Esta víctima cortó «hace un año y medio» con su agresor, condenado. Antes de romper la relación «no me dejaba salir a la calle ni relacionarme con mis amigos, con nadie. Soy extranjera y toda mi familia está fuera».

El maltratador de Irina no le permitía ni siquiera trabajar, «decía que era lo mejor para mí». Dada la situación, ella decidió finalizar la relación. «Cuando le dije que quería cortar con él, me cogió del cuello», rememora.

«Puse la denuncia y cambié la cerradura. Venía a mi portal día y noche, no se iba. Me da mucho miedo y, aunque la orden de alejamiento está vigente, la ha incumplido muchas veces», va desgranando esta víctima, que habla por teléfono con LA OPINIÓN. Rememora que se fue de España «una temporada» y, cuando llegó a su piso, vio que «él había roto la cerradura y me había robado todo». También lo denunció. «No salgo a ningún sitio: sé que me está vigilando y muchas veces lo veo. Llamo a la Policía y, cuando vienen, ya no está. No es tonto», resalta.

Irina considera que estuvo saliendo «con un psicópata» que llegó a poner su teléfono en páginas de contactos, con lo que tuvo que aguantar que otros hombres la llamasen con intención de tener sexo con ella. Su maltratador la ha amenazado con acabar con ella. «Dice que, si va a la cárcel por mí, cuando salga me mata», indica la joven, que no sale de Murcia porque «aquí, al menos, tengo amigos; fuera, no tengo a nadie».