La Ley 1/2004 contra la Violencia de Género no es perfecta, pero ha permitido cambiar la situación en España. Garantiza la defensa jurídica, gratuita y especializada a todas las mujeres víctimas de violencia de género que lo soliciten, creando un procedimiento especial que se activa mediante un protocolo rápido y efectivo con la denuncia de malos tratos, e implantado departamentos policiales especializados y Juzgados específicos de Violencia sobre la Mujer.

Cuando una mujer sufre violencia de género, las consecuencias van mucho más allá de las secuelas físicas o psicológicas, por ello, los abogados tenemos una responsabilidad añadida a la hora de ejercer nuestro trabajo, ya que debemos asistir a mujeres vulnerables en un momento trascendental para ellas (y para sus hijos, si los tuvieran). No sólo las defendemos legalmente durante el proceso sino que las apoyamos y acompañamos durante este 'trago' al que tanto temen antes de decidirse a denunciar. Es preciso creer en ellas y ayudarlas a identificar el delito de maltrato para que puedan salir de esa situación.

Nuestro compromiso, tanto profesional como personal, nos exige una formación jurídica permanente, a la vez que una coordinación fluida con todos los operadores que intervienen con las víctimas; del ámbito de la Justicia, de la Sanidad y de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Siendo fundamental la presencia del abogado en la fase policial a fin de asesorar a la víctima y colaborar en la redacción de la denuncia.

La asistencia letrada especializada aumenta la información a la mujer al hacerle entender mejor el procedimiento y darle mayor protección, ya que las mujeres que se sienten solas al denunciar, acaban abandonando el procedimiento judicial en mayor proporción que las que no.

La problemática de la violencia de género exige una respuesta que sea verdaderamente integral; el derecho penal por sí solo no es el instrumento para solucionar este grave problema, se necesitan medidas educacionales, sociales y culturales. Y en esa dirección es en la que deben darse los pasos futuros, no sólo frente a los agresores, sino también y principalmente frente a las víctimas de violencia de género.