Tener un contrato de trabajo o una carrera universitaria ya no es garantía de futuro. El mapa de los más necesitados se ha ampliado y en la actualidad pasar penurias económicas ya no es solo cuestión de indigentes. El paisaje ha cambiado y la crisis económica ha dejado un nuevo perfil de personas pobres, una situación que ya afecta a todos los sectores de la población: murcianos con trabajo, con hijos menores a su cargo e incluso con estudios superiores. Las condiciones que hace unos años eran un salvavidas frente a las penurias ahora resultan cada vez más inaccesibles. Los datos son demoledores: unas 95.000 personas de la Región están en una situación de pobreza severa, es decir, viven en familias que ingresan menos de 355 euros mensuales per cápita. Más de 500.000 se encuentran en riesgo de exclusión una década después del inicio de la recesión, mientras que el grupo de los ricos privilegiados ha pasado del 3,5% al 5% de la población regional. Otra de las conclusiones más destacables del informe es que la pobreza femenina ha aumentado en menor medida que la masculina.

Según la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, en el año 2017 la tasa de pobreza severa en la Región se situaba en 6,5%, un porcentaje cuatro décimas por encima de la media nacional. No obstante, hay 31.000 personas menos en esta situación que hace un año, según recoge el estudio.

La mayoría de estas personas vive en condiciones de 'privación material severa', es decir, no puede hacer frente al menos a cuatro de los nueve conceptos de consumo básico definidos a nivel europeo entre los que se encuentran el no poder salir de vacaciones al menos una semana al año, no poder permitirse una comida de carne, pollo o pescado cada dos días, no poder mantener la vivienda con una temperatura adecuada o no disponer de un automóvil, entre otras carencias.

Con respecto a la media nacional son levemente inferiores los porcentajes de personas que no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado y de aquellas que no pueden disponer de un automóvil.

Destaca especialmente la proporción de personas que no puede mantener la casa con una temperatura adecuada y las que sufren retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda.

La población que experimenta dificultades para llegar a fin de mes se ha reducido levemente en lo que se refiere al total de personas que padecen estas estrecheces, al bajar desde el 71,8% al 69,7%, con una reducción del 2,1 puntos, y más intensamente entre el grupo que vive «con mucha dificultad», que ha bajado 11 puntos y registra un descenso del 32,8 %.

En cualquier caso, estas cifras se mantienen todavía entre un 30% y un 50% superiores a la media nacional.

Del último informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social se desprende que el 34,7 % de la población de la Región está en riesgo de pobreza o exclusión social, lo que significa, en términos absolutos, casi 511.000 personas. Después de un descenso de algo más de 10 puntos en los últimos tres años, la tasa denominada AROPE es la cuarta más elevada de todas las comunidades autónomas, sólo superada por las de Extremadura, Canarias y Andalucía.

Por otra parte, la población en riesgo de pobreza se mantiene 7,2 puntos por encima de la registrada en 2008, al inicio de la crisis, lo que supone un aumento del 26% en la última década y «muestra la dificultad de volver a los datos anteriores. Esto supone que en la Región hay unas 511.000 personas en riesgo de pobreza y exclusión social, 100.000 más que en el año 2008», según el informe.

Sin embargo, la evolución no ha sido la misma en ambos sexos. La tasa de pobreza se ha reducido un punto en el caso de la población femenina y ha aumentado otro punto entre la masculina. Desde el inicio de la crisis la tasa que mide el riesgo de pobreza masculina soporta un incremento de doce puntos, casi cinco veces el crecimiento de la tasa femenina, que fue de 2,4 puntos en este periodo.

El resultado es que las diferencias se han invertido. La tasa de AROPE de las mujeres, que en 2008 era siete puntos porcentuales superior a la de los hombres, ha pasado a estar 2,4 puntos por debajo.

En el último año la tasa masculina creció 1,7 puntos, mientras que la femenina solo repuntaba siete décimas.

Sin embargo, en 2017 se ha roto la tendencia a la baja que mostraba la tasa de pobreza de la Región en los últimos dos años. La evolución de la renta es uno de los factores que marca esta tendencia. Después de un período de reducción de seis años consecutivos y de alcanzar su punto más bajo en el año 2014, la renta media por unidad de consumo en la Región de Murcia lleva tres años de crecimiento. En el último año, se registró un incremento del 5,5%, es decir, de 689 euros brutos anuales, importe que elevó la renta hasta los 13.324.

A pesar de esta mejoría, la renta por unidad de consumo es la tercera más baja de todas las regiones, sólo superior a Extremadura y Canarias. En la actualidad es 3.066 euros más baja que la renta media (18,7% menos).

La población situada en los tramos más bajos de renta se ha reducido, indicando con ello una leve mejoría de los grupos de población más pobre. Sin embargo, el 51,8 % de toda la población tiene ingresos inferiores a los 1000 euros al mes.

También hay que destacar un pequeño incremento de la franja con mayores rentas. Así, el grupo de aquellas que pertenecen al 10 % más rico de la población española creció desde el 3,5% al 5% en la Región, lo que indica que también la riqueza se encuentra alejada de la media española.

Según este documento, en España hay más de un millón de titulados universitarios que están en riesgo de pobreza. Son 320.000 más que hace 10 años. La mayoría de los nuevos pobres no están en la puerta de una iglesia mendigando, sino que son padres de familia que no pueden atender las principales necesidades de sus hijos, trabajadores con empleos precarios y estudiantes que han acabado su carrera y no encuentran su espacio en el mercado laboral.

Así lo indica Juan Carlos Llano, autor del Informe sobre El Estado de la Pobreza. En su opinión, «siempre se ha identificado pobreza con miseria, pero en este estudio nos hemos encontrado con muchas sorpresas como que el que 80% de los pobres son españoles y no inmigrantes y que la mayoría tiene formación superior».

El experto considera que la dinámica del mercado actual y las míseras condiciones salariales agravan la situación: «El trabajo no protege contra la pobreza. La lucha contra la crisis se basó en fomentar el empleo y se creó trabajo temporal con salarios bajos y a tiempo parcial. Vemos a mucha gente trabajando que ingresa un salario que no le sirve para llegar a fin de mes».