La Región de Murcia está en la diana de los ciberdelincuentes. Mientras los ciudadanos de a pie somos cada vez más vulnerables por nuestra dependencia a los dispositivos electrónicos, las mafias encuentran en Internet su nueva puerta de entrada. Y es que la invasión tecnológica nos afecta a todos, tanto en el ámbito personal como profesional. Las nuevas aplicaciones y su rápido crecimiento han supuesto numerosas ventajas: tenemos acceso a una fuente de información infinita a cualquiera hora del día, mejora de la productividad industrial, aprovechamiento de los recursos o un mayor aprendizaje...

Las ventajas son numerosas, pero también existen múltiples inconvenientes. El nuevo ecosistema digital ha sido el causante de amenazas silenciosas como son los ataques informáticos y su fraude económico. Nadie está exento de sufrir un ataque porque los estafadores han hecho de internet su lugar de trabajo.

La ciberdelincuencia se ha disparado en la provincia de Murcia, alcanzando 1.768 infracciones penales en un año, un 22% más que el año anterior (hubo 1.445 casos en 2016).

A nivel provincial, se encuentran a la cabeza Madrid (12.169), Valencia (6.080), Baleares (3.876), Alicante (3.737), Sevilla (3.615) y A Coruña (3.521), según recoge el Estudio sobre la Cibercriminalidad en España publicado por el Ministerio del Interior.

En el extremo opuesto aparecen La Rioja (259), País Vasco (392) y Cataluña (738), las únicas comunidades que se quedan por debajo del millar.

Los ataques informáticos cometidos en territorio español por extranjeros alcanzan los casi 6.356 casos denunciados. A nivel nacional, en 2017 los delitos ascendieron a 81.307, de los que un 27 por ciento se esclarecieron con la detención de 4.912 personas, tal como se desprende del citado Estudio sobre la Cibercriminalidad en España.

Los cibercrímenes incluyen estafas en las compras, delitos sexuales, falsas ofertas de empleo, alquileres fraudulentos de pisos, falsificaciones informáticas y ataques contra el honor y contra la propiedad intelectual, entre otros. Se trata de actividades ilícitas que ya han alcanzado un alto grado de sofisticación y que han obligado al Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) a una continua actualización de medios y recursos para combatirlas y poder asegurar una estructura reforzada en el ámbito de la seguridad.

El Incibe ha lanzado la guía Compra segura en Internet, desarrollada para promover buenas prácticas que favorezcan la confianza de los internautas a la hora de realizar este tipo de trámites. Más vale prevenir.

Según ha manifestado Ruth García, experta de la Oficina de Seguridad del Internauta, entre los fraudes más usados y menos conocidos se encuentra el phishing, una técnica para obtener información personal y bancaria de los usuarios. Al parecer, los ciberdelincuentes envían mensajes suplantando a una entidad legítima, como puede ser un banco, para engañarles y manipularles a fin de que acaben realizando alguna acción que ponga en peligro sus datos. En este sentido, Ruth García ha aconsejado a los usuarios ser precavidos ante los correos que aparentan ser de entidades bancarias o servicios conocidos, con mensajes alarmistas o extraños.

Además, entre las irregularidades más comunes están las tiendas online, por lo que hay que llevar cuidado si no se facilita información de la empresa, no cuenta con un certificado digital, los textos están mal redactados u ofrece varias formas de pago y realmente sólo aceptan tarjeta de crédito.

El tema es que cada vez los ciudadanos hacen más vida en la Red. Compran billetes de avión en Interner, buscan casa por Internet y eligen su ropa favorita online y piden que se la manden a su domicilio. También existen múltiples estafas en alquileres de viviendas, por las que hay que sospechar si se detecta que las fotos de la vivienda son copiadas de otra web o si los propietarios residen en el extranjero y por algún motivo no pueden enseñarle el piso en persona.

Además, ante las falsas ofertas de empleo, los interesados deben sospechar si la solicitud es recibida por Internet sin haberla solicitado o sin haber apuntado su nombre a ningún proceso de notificación de estas características.

Según los expertos, se debe dudar sobre la veracidad de determinadas situaciones como en los fraudes online en los que, por ejemplo, se vende un artículo a la venta con un precio muy inferior al valor real del producto y una vez la víctima ha enviado el dinero, el estafador desaparece sin dejar rastro.

Concienciación ciudadana

La Oficina de Seguridad del Internauta ha insistido en que todos debemos estar alerta para no caer en estos engaños. La mejor forma para evitarlos es conocer las técnicas más usadas por los estafadores y ver cuáles son las señales que deben ponernos alerta.

Ruth García ha explicado que todavía falta mucha concienciación por parte del usuario y que la mejora manera de poner fin a este tipo de acciones es «ser precavidos y prevenir».

Además de los innovadores sistemas de detección de fraudes en circulación, el Incibe también trabaja con la información que les hacen llegar los propios usuarios que han sido víctimas de estos delitos. En cuanto a la procedencia de los estafadores, la experta dice que se están cometiendo numerosas acciones a nivel mundial puesto que «en España hay muchas redes pero se mueven de un país a otro o trabajan en una zona pero físicamente están en otra».

La mayoría de las víctimas pertenecen al sexo masculino, tienen entre 26 y 40 años y son objeto, principalmente, de los delitos de fraudes informáticos, amenazas y coacciones y acceso e interceptación ilícita. No obstante, las mujeres superan en porcentaje al sexo masculino cuando se trata de hechos relacionados con los delitos sexuales.