La detección de problemas de carácter estructural en los edificios, como corrosión de armaduras o aluminosis, o incidencias provocadas por humedades, es un paso previo fundamental que determina que es imprescindible contar con los servicios de los profesionales adecuados. Hablamos de daños producen progresivos deterioros que exigen una ágil reparación para evitar un incremento innecesario de costes de rehabilitación y riesgos que pueden llegar a ser críticos.

Los arquitectos, auténticos especialistas en el proyecto y la dirección de obras de edificios residenciales, pasan por ser los técnicos cualificados para diagnosticar, proponer y dirigir las obras de rehabilitación más adecuadas, así como para garantizar la seguridad y habitabilidad de nuestras viviendas, asesorando a las comunidades de propietarios antes y durante el transcurso de las obras y dando las instrucciones precisas al constructor y verificando la correcta realización de los trabajos.

Los denominados Informes de Evaluación de Edificios (IEE) no siempre generan seguridad en el consumidor y, para añadir luz al asunto, expertos como los miembros del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España han tomado la palabra en diferentes ocasiones para incidir en la reiterada doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo, que declara que «solo los arquitectos -y en su caso los arquitectos técnicos- ostentan competencias para emitir informes de evaluación de los edificios destinados a usos de carácter administrativo, sanitario, religioso, residencial, docente y cultural».

Los IEE, que son de obligada realización cuando se trata de edificaciones de más de cincuenta años de antigüedad, constituyen algo similar a la ITV de un vehículo, suponiendo además un impulso en la prevención y el incremento de la seguridad para los propietarios de las viviendas y para los ciudadanos que transitan por la vía pública. No en vano, facilitan el diagnóstico de patologías antes de que los propios daños sean excesivamente graves y demasiado caros de reparar.

En los últimos años, se están impulsando medidas para potenciar la eficiencia energética de los edificios rehabilitados. Con este tipo de actuaciones que un arquitecto puede llegar a plantear, se consigue un importante ahorro en el gasto energético de su hogar y una notable mejora del confort térmico.