Comenzó tatuando hace once años y como un hobby con "un kit chino" en El Palmar. Ahora, es el artista de cabecera para deportistas de élite mundial y raperos de la talla de Drake o Chris Brown, al que visitó esta misma semana en Los Ángeles. Joaquín Ganga nos cuenta su historia.
Para empezar, cuénteme, ¿cómo empezó en el mundo del tatuaje?
R Recuerdo que me compré mi primer kit de tatuaje, el típico kit chino, después de hacer un grafiti en la fachada de una frutería. Y, claro, a partir de ahí y de empezar a tatuar, se me despertaron las ganas de dominar este arte y me involucré al máximo, tatuando a todo el que quisiera de mi barrio.
P ¿Tuvo algún mentor?
R Cuando comencé, el tatuaje no estaba tan desarrollado como hoy. Fui creciendo muy poco a poco y de forma autodidacta.
P ¿Y algún referente, algún artista que le influyera en aquellos primeros pasos?
R Quizá cuando comencé a probar con el color sí que me fijaba mucho en el trabajo de tatuadores como Niko Hurtado, por ejemplo, pero casi desde el principio decidí buscar mi propio estilo. Me introduje en el realismo y, claro, seguí el trabajo de grandes artistas internacionales, pero no para tomarlos como referentes. Yo siempre he querido diferenciar mis tatuajes de los de los demás, que tengan una identidad propia y, al verlos, digas: «Ese es de Ganga».
P Le he leído decir que el tatuaje le sirvió para «abstraerse» de lo que rodeaba en un barrio como Los Rosales. ¿Una adolescencia difícil?
R No la consideraría difícil. A todo hay que adaptarse, ¿sabes? Pero sí que veía cómo los otros niños tenían cosas que yo no podía tener... Y tu cabeza, con el tiempo, busca soluciones, y tienes dos opciones: resignarte y seguir el camino de los demás o cambiar e ir a por lo que quieres. Yo decidí hacer lo segundo desde bien chico.
P Y el tatuaje le sirvió para poder ir ganándose la vida.
R Gracias al grafiti empecé a sacarme un dinerillo para mis caprichos, pero cuando conocí el tatuaje y empecé a trabajarlo fue cuando comencé a ganar dinero de verdad; lo suficiente para plantear cambios en mi vida, al menos. Quizá esto también ha servido para motivarme: Quería cambiar un poco mi vida y alejarme de los problemas que supone la calle en un barrio así. Pero, a pesar de todo, no olvido mis raíces. Que este sábado [por el pasado] esté tatuando a Odell Beckham Jr. [jugador de los New York Giants de la NFL] en Los Ángeles no quiere decir que cuando regrese a España no vaya a ir a mi barrio a estar con mis amigos de siempre. Uno nunca puede olvidar de dónde viene, y mucho menos a las personas que siempre te han apoyado.
P De hecho, y pese a que su fama es internacional, ha montado su estudio en El Palmar.
R Exacto. Pensé que esta historia debía nacer dónde nací yo, y así poder ofrecerle a Murcia algo de lo que he estado trabajando tanto durante este tiempo. Estamos haciendo que personas de todas partes del mundo conozcan El Palmar y pasen unos días aquí, algo que nunca hubiera imaginado. Sea como sea, nuestra idea no es quedarnos aquí siempre. Mi futuro aún no está definido y mi intención es llevar mi arte y el de mi equipo por todo el mundo.
P Meterse en su cuenta de Instagram es encontrarse con cantantes, deportistas y famosos de diversa índole. Supongo que esta profesión le ha llevado a vivir situaciones que hace no tanto tiempo no podía ni imaginar.
R La verdad es que impresiona un poco. Pasas de estar paseando por tu barrio a estar paseando por Estados Unidos o, en un mismo día, ir de un lado para otro y llegar un momento en el que no sabes ni dónde estás. ¡Una vez hicimos Miami-Louisiana-Nueva York en tan solo 24 horas! Y, claro, verte rodeado de las personas a las que sigues, escuchas o ves por televisión, y ver que son de carne y hueso y que realmente te tratan como uno más y admiran tu trabajo... Son sensaciones muy raras, es como estar en un sueño constantemente.
P ¿Hay algún momento de estos que le haya marcado particularmente?
R Si tuviera que elegir uno diría que la sesión con Drake. Cuando terminamos le dije que si no le importaba dejarme su firma tatuada; fue increíble cuando aceptó. Fue su primer tatuaje y lo hizo sobre mi piel. Es una anécdota que siempre llevaré conmigo (clavaba la aguja demasiado) [Risas].
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