Vayamos atrás en el tiempo. ¿Por qué decidió escribir un blog?

Fue por casualidad. Merendando en casa de mi vecina Silvia: «Lucía, ¿por qué no abres un blog para colgar todos los consejos que das normalmente en la consulta a los padres?». Ni idea de lo que era aquello. Me compré un libro, lo leí y a la semana me presenté en su casa y le dije: «¡Venga, vamos a ello!» Y empecé. De esto hace ahora cuatro años. Cuatro años, más de 18 millones de visitas en el blog, un cambio de vida de 180 grados, más de 70 conferencias por toda España, trabajar para TVE, tres libros con la editorial Planeta, otro en marcha, premios, reconocimientos… Da vértigo pensarlo.

¿Cómo se conjuga Internet con la sanidad del siglo XXI?

La sanidad de este siglo con Internet se conjuga maravillosamente bien: tenemos una herramienta poderosísima en nuestras manos. Aprendamos a usarla bien, a difundir bien, a discernir bien, en definitiva, a hacer las cosas bien para dejarles a nuestros hijos un mundo mejor.

La confrontación entre supermadres y malasmadres, ¿tiene un poso de realidad o es una polémica artificial alimentada por las redes?

Ni supermadres ni malasmadres: somos madres. Hacemos lo que buenamente podemos. Unas veces llegamos, otras no llegamos. Esta es la realidad y cuanto antes la asumamos, mejor. Yo siempre les digo a mis pacientes y lectoras: eres la mejor madre o eres el mejor padre que podría tener tu hijo. Porque es así. Porque nadie le va a querer más que tú, porque nadie le va a cuidar mejor que tú. Este altísimo nivel de exigencia que nos hemos marcado hoy en día es un lastre. Yo soy bastante desordenada, un poco caótica en casa, no sé cocinar, me gusta improvisar, mi agenda es la puerta de la nevera donde apunto lo verdaderamente importante de mis hijos, se me olvidan los almuerzos de vez en cuando y algún día trasnochamos y cenamos de bocata: ¿eso es ser mala madre? Pues entonces lo seré. Y a mucha honra porque mis hijos aún con todas mis imperfecciones me quieren así, tal cual, como soy. Y lo mismo con todas las madres del planeta, maravillosamente imperfectas.