¿Puede ser representativo un sondeo que pulsa la intención de voto de un millón y medio de murcianos utilizando sólo 86 personas como muestra? ¿Es fiable una encuesta que en el transcurso de un mes da un vuelco significativo en las intenciones de voto? En septiembre, las respuestas de 85 murcianos dieron como principal fuerza política al PP, con un 24,7%, seguido del PSOE (23,5%). Y treinta días después, Ciudadanos remontaba 10 puntos y se situaba en primer lugar (24,4%) mientras PP y PSOE bajaban al 16,3%. También llama la atención el caso de Vox, que ha pasado de lograr en la Región el mayor respaldo autonómico a no conseguir ningún apoyo justo en su periodo de mayor visibilidad política. Ante este escenario, ¿hasta qué punto es creíble el escenario que muestra el CIS?

Las nuevas encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), cuya dirección cambió en junio con el relevo del Gobierno en La Moncloa, han sembrado la polémica en el país con su novedosa metodología, pero también lo han hecho en las comunidades, cuyo resultado territorializado se hace público desde el pasado mes de septiembre.

El CIS que dirige el sociólogo y exsecretario de Estudios y Programas del PSOE José Félix Tezanos cambió el método para evaluar la opinión de los españoles al prescindir de la famosa cocina (que reunificaba la intención de voto con la simpatía y con el recuerdo de voto). «Publicamos exactamente lo que dice el ciudadano», expresaba el propio Tezanos en RNE, defendiendo que se exponen los «datos crudos».

Ante las críticas, el CIS corrigió en septiembre: aumentó el tamaño de las muestras recopiladas en todo el país, decidió aportar más transparencia y varió la periodicidad de la publicación, que pasaba de trimestral a mensualmente. Y sobre todo difundió los datos pormenorizados por territorios. Así, las comunidades podían conocer la opinión de sus encuestados acerca de la situación política y económica de España. El cruce de preguntas en la Región se basó en una muestra de 85 encuestados en septiembre y de 86 en octubre.

El propio CIS avisó de esta circunstancia: «No hay suficientes casos para poder obtener conclusiones estadísticamente válidas». De hecho, el error muestral oscila entre el 10% y el 11,5% en la Región. Los datos se publican, indican, para cumplir «con el compromiso de transparencia» y para «facilitar a quienes lo deseen su acumulación en el tiempo, de forma que los tamaños muestrales de cada comunidad alcancen mayor significación». Y añaden que «esta acumulación de datos es apropiada si no existen cambios de tendencia importantes en el transcurso de los meses acumulados».

«Regionalizarlo no tiene sentido», considera el politólogo Francisco Javier López Carvajal. «Es una muestra sumamente pequeña. No aporta nada hacer una extrapolación con 86 personas a una población de un millón y medio de habitantes». López Carvajal aclara, no obstante, que sí es necesario que se haga público el número de encuestas realizadas por provincias -«para conocer el diseño de la encuesta»-, pero «extrapolar este dato a los índices regionales induce al error» debido a la reducida muestra. Y recuerda que las encuestas preelectorales del CIS en la Región tomaron en cuenta la opinión de más de 700 personas.

Los partidos políticos de la Región coinciden en señalar que no «hay rigor» en una encuesta que pregunta a solamente 86 personas. Ni siquiera lo niega Ciudadanos, el principal beneficiario del último sondeo: «Somos conscientes de que la muestra es reducida, y de que es la foto fija de un momento», aseguraba el portavoz parlamentario de la formación naranja, Miguel Sánchez, tras conocer los resultados del CIS.

El politólogo López Carvajal también lamenta que el nuevo CIS haya roto «la serie histórica «por el cambio «radical» de metodología, que impide hacer un seguimiento. «No podemos comparar estos dos últimos CIS con los últimos cuatro años de la legislatura», indica López, quien no valora si esta forma de estimar el voto es mejor o peor que la anterior, aunque apunta que este CIS «dista de la metodología tradicional de todas las casas demoscópicas, que sí aplican una cocina».

La puesta en duda de la credibilidad del CIS se produce en un contexto en el que los sondeos se encuentran en entredicho. Las últimas encuesta han fallado en su predicción de los resultados electorales, sostiene la decana del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de la Región, Amparo Albentosa. «No hubo sorpasso».

Un sondeo no reúne todos los factores sociológicos que influyen a la hora de votar. «Muchos no responden la verdad e influye el miedo a quedar mal». Además, agrega Albentosa, hay muchos comportamientos sociales: «Ni siquiera piensa igual un millennial (jóvenes nacidos entre 1980 y 2000) que la generación Z (adolescentes)».