Un grupo de científicos ha demostrado, por primera vez, que se pueden identificar a las pacientes con riesgo de volver a sufrir cáncer de mama a través de la presencia de células cancerosas que circulan en la sangre, tanto antes como después del tratamiento de quimioterapia. Hasta ahora ya se sabía que las células cancerosas en sangre estaban asociadas a un mal diagnóstico en las mujeres con cáncer de mama metastático, pero según explicó la catedrática de la Universidad de Munich Julia Jückstock los resultados del estudio ayudarán a «mejorar el diseño de los ensayos de quimioterapia para el cáncer de mama», además de reducir los costes de la atención sanitaria.

Si se constata la validez de estos resultados, se «abrirá la puerta a una manera sencilla de controlar el resultado probable de la quimioterapia, y además permitirá orientar los tratamientos con mayor precisión», según aseguró Jückstock. A modo de ejemplo, explicó que se podría «prolongar o alterar el régimen de quimioterapia administrado a las pacientes que tienen un riesgo de recurrencia incrementado, con el fin de darles mayores oportunidades de recuperación». «En cambio, para las pacientes propensas a responder bien al tratamiento, podríamos reducir la duración del mismo y utilizar terapias menos agresivas, evitando con ello efectos tóxicos desagradables», continuó. El equipo de científicos calculó que en cinco años podrá constatar la validez de los resultados, pero Jückstock confió en que la investigación «podrá conseguir una verdadera mejora en la forma de utilización de la quimioterapia en las pacientes con cáncer de mama».