«No está permitida la entrada a mujeres de etnia gitana con cochecitos, ya que este negocio ha sufrido varios robos por parte de personas de etnia gitana». Es la respuesta que un empleado de un establecimiento de Murcia dio a dos amigos (un chico y una chica, ella gitana que en aquel momento iba con el carrito de su bebé) para ‘justificar’ por qué no podía dejarles pasar a la tienda. El trabajador tenía órdenes expresas producto de los prejuicios y los estereotipos de sus jefes: prejuicios que les dicen que los gitanos, todos, roban.

Cuando les pasó eso, estos amigos acudieron a hablar con una técnico de igualdad de la Fundación Secretariado Gitano (FSG). Se pusieron en contacto con la empresa en cuestión. Hablaron. Se entendieron. Y una joven de etnia gitana acabó trabajando como auxiliar en el negocio. «La sensibilización en no discriminación fue efectiva», celebran desde la citada organización. Este caso real es sólo uno de los más de 200 que aparecen en el Informe anual de FSG Discriminación y comunidad gitana, que fue presentado ayer en la capital murciana.

Sara Cortés, responsable de Igualdad de la Fundación Secretariado Gitano en Murcia, explicó a LA OPINIÓN que hay que poner el acento en la «interseccionalidad» de las discriminaciones. Y es que las féminas gitanas sufren doble opresión: por el hecho de ser mujer y por pertenecer a esta etnia. «Al final, el principal problema es homogeneizar», apunta. Se refiere a que hoy en día, en pleno siglo XXI, «muchas personas tienen el estereotipo de que los gitanos vivimos en chabolas, robamos o estamos con la droga».

«Al final, una persona que tiene esos estereotipos lo que hace es actuar basándose en ellos», lamenta Cortés, al tiempo que recuerda que «la sociedad mayoritaria también es muy diversa» y no por ello la gente da por hecho que todo el mundo es malo. Desde la FSG también invitan a «mirar el contexto europeo, donde las ideologías políticas extremas están ganando espacio en numerosos países (Italia, Francia, Alemania, Hungría, Eslovaquia, Bulgaria, Austria...) utilizando discursos políticos que atentan contra los derechos humanos de los grupos más desfavorecidos, discursos populistas».

«Pensemos en nosotros mismos, ¿cómo sería nuestra vida si nos hubieran escolarizado en un centro segregado, y si al buscar empleo no se nos permitiera hacer una entrevista de trabajo por nuestros apellidos, si al querer comprar o alquilar una vivienda nos dijeran que no están disponibles, si al ir a un supermercado tuviéramos detrás al guardia de seguridad? Lamentablemente no son situaciones puntuales a las que se enfrentan muchas personas gitanas en nuestro país, sino cotidianas». Es lo que quieren hacer ver desde la Fundación, que en Murcia tiene su sede en la plaza Pintor Pedro Flores.