Laura Muñoz nació en Balsapintada, pedanía de Fuente Álamo, y es la mediana de tres hermanos. «He tenido la suerte de crecer en un entorno donde la familia es un pilar crucial. Mis padres son un ejemplo a seguir para mí en todos los sentidos». Es licenciada en Filología Inglesa (Universidad de Murcia), Master en Comercio Exterior (ENAE) y AMP (IE Business School). También se formó en Enología y Viticultura (Universidad Miguel Hernández de Elche.) Esta mujer inquieta y emprendedora ha vivido en Inglaterra, Estados Unidos, México y Japón.

En 2007 conoció a José Luis, su marido, «que también es mi socio, mi compañero y la persona de la que no me separo las 24 horas». En 2011 iniciaron su proyecto personal, «y hoy en día hemos cumplido el sueño de tener una bodega preciosa, en un rincón único dentro de la Denominación de Origen Jumilla, en La Raja. Casa Rojo es el resultado de mucho trabajo y mucho esfuerzo en un sector muy complicado€ y muy masculino».

Laura Muñoz señala que afortunadamente, a día de hoy, «somos muchas las mujeres que estamos en el sector vitivinícola, no solo en Bodega sino también en viñedo». «Dicen que somos capaces de percibir aromas en los vinos que son imperceptibles para los hombres€no es broma. En el fondo, la enología no sabe de género».

La plantilla de Casa Rojo es pequeña, una gran familia en la que todos hacen un poco de todo. «Tengo un equipo maravilloso de grandes profesionales y con ellos todo es más fácil», apunta.

Su trabajo es muy distinto en función de la época del año. Desde finales de agosto a finales de noviembre-diciembre, «no me despego de Bodega y me dedico casi al 100% a la elaboración (desde visita a viñedo para catar maduraciones de uva, entradas de uva a bodega, fermentaciones€» Elaboran pocas botellas de cada añada, «es una Bodega pequeña y todos los procesos te permiten cuidar mucho los detalles. Me apasiona cómo de una fruta que ha soportado la sequía de nuestro paraje, y las diferencias térmicas de nuestro clima, podemos hacer (casi por arte de magia) un gran vino». A partir de diciembre profundiza en la gestión de la empresa y junto a su marido, José Luis, viaja a varios de los más de 60 países que hoy tienen sus vinos. «Vamos, que igual me pillas en pantalón corto y botas en bodega, como con mis tacones cogiendo un avión», comenta.

Afirma que este premio en Arte y Redes Sociales le hace mucha ilusión, «porque queríamos cambiar la percepción que históricamente se ha tenido del sector del vino, un sector muy clásico y elitista». «A través de las redes sociales hemos sido capaces de acercar lo que nos apasiona a consumidores más jóvenes y poner nuestro granito de arena en renovar el tipo de comunicación que hasta ahora se había hecho». «No sé si le ponemos mucho arte pero, sin duda, las redes sociales son un elemento clave como herramienta de comunicación en nuestra empresa».

Aprovecha para dar la enhorabuena a sus dos compañeras premiadas este año y a las premiadas en las ediciones anteriores.