Cansada, pero feliz. Tania Herrero regresa al periódico un año después de haber sido la imagen de la lucha contra el cáncer de mama. En esta ocasión viene acompañada de su marido, Sergio, de su hija mayor Emma, de seis años recién cumplidos, y del pequeño Mario, de diez meses. Ha vuelto al tratamiento hormonal tras su maternidad, y aunque está feliz porque la familia ha crecido, «ha sido un niño muy deseado», dice, lamenta no haber podido darle de mamar por mucho que lo ha intentado. «Con Emma estuve un año», recuerda. Curiosamente, la niña nació tras el primer cáncer de mama que le detectaron a los 25 años. Un tumor que se reprodujo ocho años después y que provocó la extirpación de la mama derecha.

Tania comenta que se arrepiente de haberse ´retocado´ el pecho sano con cirugía, pues es lo que le ha impedido amamantar a su hijo. «Si hubiera sabido las repercusiones no lo hubiera hecho; pero claro, entonces no sabía que podría quedarme embarazada», señala.

Otro de los cambios que ha notado, pero esta vez a consecuencia de la mastectomía, ha sido la dificultad de coger al bebé en según qué posiciones y movimientos. «Me afecta a la espalda cuando le llevo en brazos», explica.

Aparte de la maternidad está comprobando que su cuerpo tiene otro tipo de limitaciones con las que no había contado, lo que le impide, por ejemplo, hacer escalada y algunos pasos de danza. «Y lo que hago, supongo que es gracias a la ´memoria´ de mi cuerpo», comenta. Ella es profesora de danza.

Tania no había previsto volver «tan pronto» al tratamiento. «Al ser hormonal lo que se busca es evitar que se reproduzcan las células cancerígenas y que afecten a otras partes de mi cuerpo», explica. Ha vuelto a estar bajo la supervisión del equipo de Oncología del hospital murciano Virgen de la Arrixaca, y está recibiendo Tamoxifeno.

A la hora de hacer balance del año que ha pasado, destaca que está «muy contenta, porque la vida sigue», aunque también puntualiza que cada caso es distinto y que no le gustaría dar «falsas esperanzas», en referencia a la maternidad y el cáncer. «Sé que se están probando nuevas técnicas y hay algún avance; pero lamentablemente la investigación va muy lenta». De hecho, cada vez más mujeres han vitrificado sus óvulos como método de preservación de fertilidad por motivos oncológicos. Tania ya ha cumplido los 38 años y a ella le gusta decir que más que seguir luchando, lo que hay que hacer es «seguir viviendo, intentando ver todo lo positivo que te puede dar la vida».

Sigue muy agradecida a la Asociación Amiga de Murcia, porque «me ayudaron muchísimo en todo el proceso» de su enfermedad. Y echa en falta una mayor presencia de mujeres en los equipos médicos, porque «estoy segura de que podrán darnos otra visión cuando se trate de cuestiones como el uso de la cirugía estética en la reconstrucción de los pechos».